Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”. (Mt 12,1-8). Si comprendiéramos lo corta que es la vida y la cantidad de preocupaciones relativas que nos roban lo esencial, convertiríamos nuestro corazón y renovaríamos nuestra mente. Nos preocupamos de demasiadas cosas que nos agobian y olvidamos la única necesaria. Pero podemos hoy elegir lo que nadie nos puede quitar. La mirada agradecida al cielo por el Dios que nos lo da todo, y la mirada sincera a los ojos de los demás que nos recuerdan que no andamos solos. Que nos necesitamos. En ocasiones olvidamos que el cumplimiento vacío de las normas nos lleva a no recordar que la ley está hecha para el bien de las personas. Por ello, nuestro actuar nos debe acercar a la vida que da el ser fieles con obras. Dios es Amor y te regala su infinito amor. Al encuentro de toda debilidad sale la misericordia entrañable de nuestro Dios. Dedica hoy algo de tu tiempo a contemplar el Corazó...