"Llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos." (Mt 28,8-15). La resurrección del Señor es nuestra alegría. En Él vemos todas nuestras esperanzas cumplidas. Todo es nuevo, todo tiene sentido, todo apunta a una nueva meta. Hay que estar despistados para no darse cuenta que sólo cabe alegrarse cuando el Resucitado sale a tu encuentro. ¿Se puede estar al mismo tiempo llenas de miedo y de alegría? Pues sí, miedo por no ser capaces de entender lo que está pasando. La posibilidad de la resurrección de Jesús llenaba de preguntas y de perplejidad la vida de las mujeres. Y si es verdad que el amor no muere. Y si el fracaso, el sufrimiento, la pérdida no es lo definitivo de lo humano. Y si estamos invitados a soñar que no tenemos techo. Es imposible no llenarse de alegría cuando Dios cumple sus promesas. ¡Aleluya! Señor, danos la valentía de anunciar tu resurrección con alegría y fidelidad, incluso cuando el mundo quiera callarla. «Ale...