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Mostrando las entradas etiquetadas como hijo de David

Uno de los nuestros

    "Jacob engendró a José, el esposo de María,  de la cual nació Jesús, llamado Cristo" .  (Mt 1,1-17).     ¡Maranatha! ¡Ven, Señor Jesús! Es nuestra invocación continua, con fe, con confianza... ¡Porque tu venida es inminente! “Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad; ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!”. El evangelio según San Mateo comienza con el origen genealógico de Jesús, dato de máxima relevancia para quien necesita establecer la encarnación del Hijo de Dios. La historia de cada ser humano es la larga historia de una familia. Jesús nació así, quiso venir así. ¿Tengo presente en mi oración a mis familiares, vivos y difuntos? ¿Soy agradecido y solidario con ellos? «Genealogía de Jesucristo, hijo de David» En el pueblo sabes que lo importante no eres tú sino la familia de la que procedes quienes son tus abuelos y tus tíos. El que viene, no vi...

Que vea

«¡Jesús, hijo de David,  ten compasión de mí!».   (Lc 18,35-43). Nos resulta fácil identificarnos con aquel ciego que, al pasar Jesús, grita suplicando compasión. Jesús le pregunta: "¿qué quieres que haga por ti?" ¿Qué responderíamos a esta pregunta? El ciego lo tenía claro. Quería ver. Tal vez nuestra ceguera es la de quien no quiere ver. La ceguera no es solo un hecho físico sino el mental y espiritual. La peor ceguera es la de quien no quiere ver. Una mentalidad atrofiada, una rigidez de planteamientos o una falta de argumentos, producen una ceguera profunda. El Señor puede dar luz si se le deja «¿Qué quieres que haga por ti?» Y nuestra fe hará que las palabras que salgan de nuestra boca estén llenas de la confianza y seguridad que él no pasa de largo. No debemos desesperar ante el mal porque no estamos solos, caminamos unidos en la fe con los hermanos y el Hijo. El ciego confía todo lo que es a Él, su futuro puede ser transformado por Él, tiene fe y la grita...