"Porque la mano del Señor estaba con él." (Lc 1,57-66.80) Hoy celebramos el nacimiento sorprendente de Juan el Bautista. Por la vejez de su madre. Por la mudez de su padre. Su vida fue precursora de lo que luego hizo Jesús. El milagro de nacer en medio de lo imposible. “Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban” ¡Qué hermoso gesto! Los vecinos de Isabel se enteran de lo bueno que ha sido el Señor con ella y se acercan a compartir su alegría. Acércate a compartir la alegría de los que viven cerca de ti. Amar la alegría de los demás es una forma preciosa de dar gloria a Dios. Con los gozos de mis hermanos, me gozo. Con los éxitos de mis hermanos, me alegro. Con todos te alabo y te bendigo, te doy gracias a Ti, que haces maravillas. “El Señor le había hecho una gran misericordia” Como la que nos haces cada día. Tu misericordia, Señor, en Isabel, la madre de Juan, que de estéril pasa a ser mujer fecunda...