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Nace el que es la Vida

 


"Bendito sea el Señor, Dios de Israel, 
porque ha visitado y redimido a su pueblo"
(Lc 1,67-79).

 Has visitado cada día de este año nuestras vidas. Las visitas porque nos amas. Acortas la distancia que hay entre tú corazón ardiente y el frío en el nuestro. Nos redimes, porque nosotros somos incapaces de saber lo que nos conviene, pero tú nos agarras de la mano y nos levantas cuando nos paraliza el miedo. Bendito seas Dios Emmanuel, Dios bebé, Dios pequeñito, Dios que en esta noche volverás a visitar cada hogar, te esperen o no.

Zacarías empieza a profetizar, lleno de Espíritu Santo. Se le suelta la lengua, silenciada por la increencia, para anunciar la llegada de un Niño. Dios visita a su pueblo. Nos libra de quienes nos odian, y derrama su misericordia y justicia.


Ese niño sería especial: le llamarán profeta del Altísimo. Y su misión, la de ser precursor, ir delante del Señor para preparar sus caminos.

Todos los cristianos tenemos esa misma misión, la de ir por delante y preparar los lugares donde Él pensaba visitar: allanar el camino.

Ir delante es dar testimonio de la conversión que Él ha hecho en nosotros, sintiéndonos enviados a anunciar. Queremos que sea Él, y sólo Él, el protagonista, que seamos nosotros quienes facilitemos su presencia en los corazones de los hombres.  Juan no es la luz, el que viene es la Luz verdadera que iluminará de verdad a 'los que viven en tinieblas'. Juan es mensajero del Señor, va delante del Señor. 


Toda tiniebla es visitada por la luz. La liberación rompe los muros de la esclavitud. Se escuchan cantos nuevos en toda la tierra. Abre de par en par tu corazón y recibe al Niño Dios que viene. Siempre que me visitas se me llena de alegría el corazón.

Bendice al Señor, que susurra en tu oído palabras de amor, pone en ti proyectos nuevos, y sueña contigo un mundo más humano.

Está a punto de llegar ... para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. ¿Tengo mi corazón preparado para esta noche, para mañana ...? ¿Hay sitio en mi vida para Él?


«Nos visitará el sol que nace de lo alto»
Hoy ya sólo cabe prepararnos para la venida de Aquel que nos va a mostrar el amor que el Padre nos tiene y desde ese amor nos da la salvación al iluminar nuestra vida para que llevemos esa luz a nuestro mundo. FELIZ NAVIDAD.

 

 

Canto de Adviento

No hay que temer al fracaso, a la lucha,
al dolor, a los pies de barro
o a la debilidad.
No hay que temer a la propia historia,
con sus aciertos y tropiezos;
ni a las dudas; ni al desamor;
que la vida es así, compleja,
turbulenta, hermosa, incierta.
Pero luchemos
contra la tristeza perenne,
esa que se instala en el alma
y ahoga el canto.
Alimentemos la semilla de alegría
que Dios nos plantó muy dentro.
Que surja, poderosa, la voz esperanzada,
esa que clama en desiertos y montes,
en calles y aulas,
en hospitales,
en prisiones,
en hogares y en veredas.
Cantemos, hasta la extenuación,
la vida del Dios hecho niño,
del Niño hecho Hombre,
del Hombre crucificado
que ha de vencer a la cruz, una vez más.
Nadie va a detener al Amor
que se despliega, invencible,
en este mundo que aguarda.
Aunque aún no lo veamos.


(José María R. Olaizola, SJ)


 

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