Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como ver y oír

¡Ábrenos¡

  ¿No acabáis de entender?”   (Mc 8,14-21) Jesús nos advierte en el Evangelio contra la levadura de los fariseos y de Herodes: la hipocresía, las pompas, el postureo. «Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». La levadura es lo que hace fermentar toda la masa, lo que hace crecer, lo que agranda. La levadura de los fariseos y de Herodes   era la soberbia, el engreimiento, la vanagloria.     Vivir en la verdad es una decisión audaz, un acto de valentía que nos enfrenta con lo más profundo de nuestro ser. En un mundo donde las máscaras ofrecen refugios temporales, Cristo nos llama a la transparencia, a la autenticidad de corazón.   La unción del Espíritu, se manifiesta en el equilibrio de la verdad, sinceridad y bondad..., a semejanza del Corazón Sacratísimo de Jesús. Señor, ayúdame a no ser humo, dame consistencia, pero multiplícame para poder ser alimento de tantos. Me acerco a ti, Jesús, y tú me invitas a acercarme a los q...

“Bienaventurados”

  "Está embotado el corazón de este pueblo,  son duros de oído, han cerrado los ojos;  para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,  ni entender con el corazón ."   (Mt 13,10-17). Cuando no queremos ver, ni oír, ni amar, la tiniebla lo recubre todo. Cuando nos cerramos a todas las llamadas, que desde fuera nos hace la vida, para salir del aislamiento de la realidad, solo un milagro nos devuelve la vida. El amor llama cada día a nuestro corazón para vivir un éxtasis, un salir, un abrir a la presencia envolvente que lo cubre todo. Ver y oír es mucho más que un acto fisiológico. Ver no es mirar. No es descubrir la belleza y la grandeza de lo observado. Oír no es escuchar. No es entender el mensaje bueno y verdadero. Mirar y escuchar con un corazón flexible para llegar a ser bienaventurados. Ver, oír, entender... resulta necesario para saber a qué atenerse. Cuando vemos sin ver y oímos sin entender, pues tenemos embotado el corazón, todo se oscurece y per...

Ábrenos el corazón

  "Tened cuidado con la levadura de los fariseos"   (Mc 8, 14-21). Jesús nos advierte peligro de la hipocresía. La evitaremos si nos esforzamos no sólo por cuidar las formas exteriores, sino ante todo por limpiar nuestro corazón, nuestros pensamientos, nuestros deseos Ten cuidado. El fariseísmo se cuela en la familia, la política, cultura, sociedad, religión. Sincérate con Dios, tu conciencia, tu gente. No manipules, condenes, impongas. No fermentes la vida con el mal. Cultiva lo bueno. Me acerco a ti, Jesús, y tú me invitas a acercarme a los que tienen hambre. Llevo casi nada en las manos, pero tú me dices que les entregue mi corazón. Porque entonces tú harás el milagro y el hambre quedará saciada. Los bienes materiales dan seguridad, ciegan para ver el sentido de nuestra existencia porque embotan el corazón. Se llegan a convertir en la prioridad y nos dan un falso control de nuestra vida. Y no terminamos de comprender que es Dios quien nos y nos cuida. ...