Ir al contenido principal

“Bienaventurados”

 


"Está embotado el corazón de este pueblo, 
son duros de oído, han cerrado los ojos; 
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, 
ni entender con el corazón." 
(Mt 13,10-17).

Cuando no queremos ver, ni oír, ni amar, la tiniebla lo recubre todo. Cuando nos cerramos a todas las llamadas, que desde fuera nos hace la vida, para salir del aislamiento de la realidad, solo un milagro nos devuelve la vida. El amor llama cada día a nuestro corazón para vivir un éxtasis, un salir, un abrir a la presencia envolvente que lo cubre todo.

Ver y oír es mucho más que un acto fisiológico. Ver no es mirar. No es descubrir la belleza y la grandeza de lo observado. Oír no es escuchar. No es entender el mensaje bueno y verdadero. Mirar y escuchar con un corazón flexible para llegar a ser bienaventurados.

Ver, oír, entender... resulta necesario para saber a qué atenerse. Cuando vemos sin ver y oímos sin entender, pues tenemos embotado el corazón, todo se oscurece y perdemos hasta el sentido de la vida. Pero si detectamos el valor objetivo de las cosas, somos bienaventurados.

«¿Por qué les hablas en parábolas?» Porque si no se nos explican las cosas con los ejemplos de cada día no llegaríamos a comprender la obra de Dios en la creación. No se trata sólo de aceptar lo que se nos dice, sino de pensarlo y entenderlo para hacerlo vida.

Jesús nos habla en parábolas para descubrir el mensaje del reino. Las parábolas nos acercan a Él, a tener esa experiencia de encuentro que nos llene, que nos cambie la vida. Las parábolas convierten el mensaje de Jesús en un mensaje para todos,  lo convierte en un mensaje de novedad, de cambio para todo hombre y mujer de este mundo. Las parábolas, el mensaje de Jesús, mueven nuestro corazón, a ser hombres y mujeres nuevos. Las parábolas nos llevarán a abrir nuestros ojos y verle, nuestros oídos y oírle... aquí, en y con los que viven con nosotros, en los que se acercan a nuestra vida.


"Dichosos vuestros ojos, porque ven".
La vida está llena de sorpresas que solo aquellos que saben ver más allá podrán descubrir. Es el juego de Dios: la búsqueda del tesoro. Encuentra el tuyo...

“Bienaventurados”, “dichosos” los que son capaces de ver. Es como una “nueva bienaventuranza”. La bienaventuranza de los que abren su corazón. La bienaventuranza de los que abren su mente. La bienaventuranza de los que saben ver y descubrir a Dios en lo ordinario de la vida. De los que descubren a “Dios en la parábola de la vida de los demás”. De los que descubren a “Dios en la parábola del vivir de cada día”.

Jesús “es la parábola visible del Dios invisible”. Y cada uno “somos la parábola que habla de Dios”. Tú y yo, “parábolas vivas del Evangelio”.


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...