Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como agua

El bálsamo de Dios

  "¿Quieres quedar sano?" . (Jn5,1-16). A lo largo del Antiguo Testamento el agua ha venido siendo considerada como señal de la bendición de Dios. Igualmente, a lo largo del Nuevo Testamento el agua es vida, resurrección y anuncio del bautismo en el Espíritu Santo. Esa « agua viva » es, en definitiva, Jesús mismo, como lo vemos hoy en el milagro del paralítico « que no contaba con nadie ». Esa prodigiosa agua es don de Dios –unido necesariamente al conocimiento de Jesús– porque Él es el regalo insuperable que el Padre nos ofrece, para que el mundo tenga vida. La historia del hombre sanado junto a la piscina de Betesda es un mensaje de esperanza para todos. Nos recuerda que Dios siempre está dispuesto a ayudarnos, no importa nuestra condición o nuestras circunstancias. Solo necesitamos tener fe y obedecer su palabra. "¿Quieres quedar sano?" . Esta pregunta es más que obligada en los tiempos que corren. Porque no se puede dar por supuesto que se desee s...

38 años

  «Levántate, toma tu camilla y echa a andar»   ( Jn 5,1-16) 38 años enfermo. A veces la peor enfermedad es acostumbrarnos y resignarnos al mal en la propia vida y en nuestro mundo. Jesús cura al paralítico: Él buscaba la curación en las aguas removidas de la piscina de las ovejas, pero nadie le acercaba. Un día, descubrió que quien realmente curaba la parálisis del cuerpo y del alma era Jesús de Nazaret. Tuvo la suerte de encontrarse con él y todo cambió. Levántate de tus postraciones, tus miedos. Ponte en pie alejándote de comodidades y placeres. Toma la camilla de tu historia, donde reposan cicatrices del pasado, de guerras que perdiste, pero que te hicieron ser quien eres. Echa a andar porque la vida es camino. Nuestra insolidaridad, nuestro egoísmo, nos vuelven paralíticos. Ponte en marcha, camina y da el primer paso. La invitación en Cuaresma es clara: no podemos permanecer sentados, la vida del cristiano debe estar siempre en camino. Llevamos con nosotros lo...

Creo

  “Él fue, se lavó, y volvió con vista”.   Jn 1,1-41 El evangelio es una catequesis sobre Cristo, luz del mundo. El ciego, que podemos ser cada uno de nosotros, representa, el reencuentro con Cristo. Por eso tenemos que reconocer que zonas oscuras tememos que aún no ha llegado la luz de Cristo. Para que reconociéndolas dejemos que las invada la luz de Cristo y poder decir desde el fondo de nuestro corazón “creo, Señor”. Era ciego de nacimiento, siempre había vivido en la oscuridad, la luz no tenía sentido. Esto le había llevado a la marginación. Se encuentra con Jesús, toca sus ojos y todo se llena de luz, empieza a ver. Se da cuenta que no solo ha recuperado la vista sino la vida. "Entonces escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego." El barro que nos constituye, la fragilidad que rechazamos, cuando es tocada por Dios, se convierte en luz y claridad. No vemos porque no amamos. Nos da miedo amar el barro. Preferimos el oro, ...