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Mostrando las entradas etiquetadas como Elias

¿Por qué quieres verle?

  "¿Quién es este  de quien oigo semejantes cosas?"   (Lc 9,7-9) La pregunta de Herodes ha resonado en el correr de la historia: “¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”. Jesús despierta curiosidad e interés, pero también desprecio y amenaza. No es alguien indiferente o desapercibido porque él también nos cuestiona.   Jesús despertaba interrogantes irresistibles. Acerca de su identidad, de sus orígenes, de su autoridad para predicar, de su poder sanador. Tenía una vida tan plena y desplegada que no cabía en una definición. Definir es limitar. Era más que un carpintero, más que un maestro, más que un profeta, más que un amigo, era más que un sanador. Era divino porque dejaba salir de su humanidad visible toda la fuerza creativa y amadora del mismo Dios. «Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse» Las palabras del evangelista san Lucas se refieren al tetrarca Herodes. Los tiranos siempre tienen miedo a aquellos que con...

Es Jesús

  " ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de ver a Jesús."     ( Lc 9, 7-9).     Herodes, dice el Evangelio de hoy, que quería ver a Jesús. ¿Tú quieres verlo? ¿Por qué quieres verlo? ¿Curiosidad? ¿Intereses? ¿Dónde lo estás buscando?  ¿Tienes miedo que te cambie la vida? ¿Te atreverás a seguirle? Herodes tiene ganas de ver a Jesús. Ha escuchado lo que dicen otros sobre su identidad. El interés que tiene es más curiosidad que deseo sincero de conocerlo. Descubrir los motivos para conocer a Jesús nos ayuda a saber qué relación tenemos con él. Jesús en su época causó desconcierto y confusión. A todos les inquietaba este hombre que andaba por todos los caminos haciendo prodigios y anunciando una buena noticia a los pobres Jesús no pasa inadvertido. No busca la notoriedad, pero su estilo de vida llama la atención. Quieren escucharlo y verlo hasta sus propios enemigos. Jesús nunca resulta indiferente. Verle, ...

Transfigúrame

    Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió .   (Lc 9, 28b-36).   La Transfiguración del Señor, que hoy celebramos, en la que Jesucristo, el Hijo Unigénito, el amado del Padre Eterno, manifestó su gloria, nos permite vislumbrar de antemano nuestra gloria futura, a condición de que obedezcamos al Padre que proclama: " Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.”.   Elías y Moisés muestran que es el Dios de la historia de la salvación, el que se hace realidad y presente en medio de la historia de hoy, de ahora, de siempre… para salvarnos. Es salvador. ¡Qué bien se está aquí..! Disfrutemos de los momentos de Tabor, del gozo que nos inunda cuando sentimos Su presencia, pero no nos quedemos ahí. Que la gracia nos impulse para ser mensajeros de esperanza, para llevar el aliento del Espíritu a los pobres de la tierra. El Señor se ha quedado con nosotros transfigurado. Muchos no creen porque no es como se imaginan. Creer consiste en aceptar el encuentro con Jesús n...