Transfigúrame

  

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
.
 
(Lc 9, 28b-36).

 La Transfiguración del Señor, que hoy celebramos, en la que Jesucristo, el Hijo Unigénito, el amado del Padre Eterno, manifestó su gloria, nos permite vislumbrar de antemano nuestra gloria futura, a condición de que obedezcamos al Padre que proclama: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.”.

 Elías y Moisés muestran que es el Dios de la historia de la salvación, el que se hace realidad y presente en medio de la historia de hoy, de ahora, de siempre… para salvarnos. Es salvador.

¡Qué bien se está aquí..! Disfrutemos de los momentos de Tabor, del gozo que nos inunda cuando sentimos Su presencia, pero no nos quedemos ahí. Que la gracia nos impulse para ser mensajeros de esperanza, para llevar el aliento del Espíritu a los pobres de la tierra.

El Señor se ha quedado con nosotros transfigurado. Muchos no creen porque no es como se imaginan. Creer consiste en aceptar el encuentro con Jesús no según nuestra espectativa sino de la manera que El quiere. Y ha querido transfigurarse en los alimentos sencillos de pan y vino.


 En la vida de cada día con el Señor, en la oración , en la escucha de la Palabra , en el servicio a los demás ,debemos transfigurar siempre nuestra vida y el mundo que nos rodea.

 "Oraba, y el aspecto de su rostro cambió". Es el poder de la oración... No hay ni fórmulas mágicas ni caminos cortos... La oración cambia y transforma para quien abre su corazón...

TRANSFIGÚRAME, SEÑOR.
Transforma mis miedos en fe, 
mis sombras en luz, 
mi egoísmo en servicio, 
mi orgullo en humildad, 
mis malos modos en ternura, 
mis perezas en prontitud, 
mi falta de ánimo en fortaleza, 
mis divisiones en unidad, 
mi falta de ilusión en esperanza, 
mis guerras en paz. 
Transfigúrame, Señor.

@ferminnegre


 

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