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Mostrando las entradas etiquetadas como La parábola de los viñadores homicidas

Dar frutos

  "Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña  y lo mataron."    (Mt 21,33-46). Los enemigos de la verdad siempre actúan de la misma manera: ocultándose y midiendo sus pasos y las posibilidades de éxito. Ellos nunca se enfrentan con la gente pero utilizan todos los recursos a su alcance para manipularla. Pero el Señor está centrado en su misión profética. Hemos confundido al Propietario con los labradores. A los criados con unas personas que cuestionan el sentido de la posesión. Al Hijo con una amenaza a los intereses particulares. Y a dueño con alguien tonto que no sabe lo que tiene. Para hacer una revisión de vida. Se acercan días difíciles. Contemplar la pasión y muerte de Jesús nos acerca a la parte más dolorosa y fea de la humanidad. El rechazo al amor, la condena, la mentira, la traición. Tenemos la oportunidad de volver a mirar fijamente a Aquel que no deja de amar y de perdonar cuando todo se pone en su contra. Y se vuelve escuela para afrontar ...

Mi piedra angular

  "La arrendó a unos labradores y se marchó lejos."   (Mc 12,1-12). El evangelio de hoy es una llamada a la reflexión sobre nuestra relación con Dios, la receptividad a sus mensajes, y la aceptación del sacrificio de Jesús. Nos desafía a vivir vidas de responsabilidad, apertura al arrepentimiento y participación activa en el Reino de Dios. «¿Qué hará el dueño de la viña?» La condenación la decidimos nosotros cuando no recibimos a aquel que nos trae la vida, al rechazarlo de nuestro interior ya estamos alejándonos de la verdad y el Padre nos echará de la tierra que se nos encargó cuidar y vagaremos en la soledad. Cuando uno no sabe quién es, todos son enemigos. Cuando uno no sabe que tiene, todos son amenazas. Cuando uno no sabe en quien cree, inventa sus ídolos. Cuando uno no sabe a dónde va, deambula sin destino. Es importante definirse y definir para no equivocarse ni dañar. Las cosas que consideramos importantes, a veces son irrelevantes para Dios y las que a v...

Frutos

  «Se os quitará el reino de Dios  y se dará a un pueblo  que produzca sus frutos»   (Mt21,33-43.45-46). El reino De Dios es un don, un regalo que se nos hace, con la libertad de acogerlo o rechazarlo. No es una propiedad o adquisición. No se impone. Se propone. Acogerlo con gratitud es apostar por vivir la plenitud que nos ofrece y el bien común. Un regalo la vida, un regalo ‘la viña’. Un regalo su presencia, un regalo sus mensajeros. Un regalo su fidelidad, un regalo su amor, un regalo la libertad. Un regalo el encuentro y la misión. Respondamos con la alegría de ser por, con y en Él. La viña es suya. La hizo para nosotros. La hizo maravillosa. Descubramos que sólo somos arrendatarios. No nos creamos ni 'señoritos' de la viña, ni 'diosecillos' de la tarea. Llamados a cuidar, a agradecer, a devolver con generosidad lo recibido. Por parte del dueño de la viña no existe control sino libertad, no existe exigencia sino petición de respuesta por nuestra parte...