“El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa” (Mc9,41-50). Un vaso de agua, pequeña ayuda pero tan necesaria para el que va de camino llevando el Evangelio de Jesús. La ayuda a los ojos del Señor siempre es valiosa, merecedora de estima y premio: Una buena llamada a romper la propia autosuficiencia para mirar la necesidad de los demás. La misericordia de Jesús te ofrece un tiempo nuevo para que puedan germinar en ti la paz y la fraternidad. La última palabra la tiene la misericordia. La última palabra la tiene el amor. Interésate por las personas: que vivan en plenitud y sean felices. Esa es la mejor forma de dar agua. Cada día me acerco a tu fuente para aprender a amar. Tu Espíritu me acompaña. Ofrezco el vaso del agua para que beban los que tienen sed de ti. Me abro confiado a tu amor, regalo la sonrisa que brota del encuentro contigo. Jesús nos advierte sobr...