" Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás " (Jn 6,30-35) Jesús se presenta como el pan de vida. No es una entelequia, ni un fantasma, ni una mera idea. El Señor, por su infinita misericordia, advierte que quien acuda a él no tendrá hambre, y el que cree en él nunca tendrá sed. Mensaje claro, directo, que algunos se niegan a comprender. Con Él se terminan las hambres, se terminan los sin sentidos y los vacíos. Con Él nos saciamos de verdad, nos llenamos de sentido. Es un pan de vida, para vivir, nada de muerte ni de pérdidas, nada de alejarse del mundo donde se debe vivir, no hay otro sitio. Un pan que se da para todos, que se parte y parte para que nadie se quede sin comer, para que todo adquiera verdadero sentido con y en Él. «El que viene a mí no tendrá hambre» Debemos buscar el alimento que nos sacia para siempre, no sólo el que nos quita el hambre un rato, pero no llena nuestra vida. Cuando encontram...