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Mostrando las entradas etiquetadas como Martes III Pascua

Testimonio

  "Mis ovejas escuchan mi voz,  y yo las conozco, y ellas me siguen,  y yo les doy la vida eterna."   (Jn10,22-30). “Os lo he dicho y no lo creéis”. Es necesaria la fe para acoger a Jesús. La fe es un don que Dios está dispuesto a concedernos y que espera que se lo pidamos. Por la fe alcanzamos la vida eterna. «Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí» Las que Él hacía hablaban de Dios, ponían al hermano en el centro, cuidaban y amaban al prójimo. Obras que son detalles del amor de Dios con nosotros. ¿Qué muestran nuestras obras? Ser testigos de Él es más que decir, es vivir. Cuando decimos cumplir la voluntad del Padre hacemos vida aquello que él nos ha dado, que nuestro testimonio sea signo de la fe que vivimos y va acompañada de las obras que hacemos en nombre del Padre. "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna." Cuando no se escucha nada llena ni convence. Los judí...

¡Vive!

  "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás."     (Jn 6,30-35).    Jesús acaba de aclarar a sus oyentes: « La obra de Dios consiste en que creáis en el que Él ha enviado ». De ahí surge espontanea la pregunta: «¿Qué  signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ». Es entonces cuando se introduce un tema básico: el del «maná» que –en momentos críticos, durante la travesía del desierto– avaló a Moisés como profeta enviado por Dios. Jesús instruye a la gente acerca de la verdadera naturaleza del «pan del cielo» , el único capaz de satisfacer, en definitiva, el hambre y la sed de quien aspira a llega a la fe. No podemos vivir sin comer, por ello debemos estar preparados interiormente para que podamos comer cada día y tener las fuerzas necesarias para ser testigos suyos y poder llevar el alimento a aquellos que no reciben el pan de vida por no conocerlo. Jesús da la vida, sin condi...

El rostro del Padre

    “Hace tanto que estoy con vosotros,  ¿y no me conoces?”   (Jn 14, 6-14). Te he cogido en mis brazos, he cargado con tus cruces, te he dado un mensaje de salvación, te he perdonado todos tus pecados, te he abrazado como el Buen Padre... Y, ¿aún no confías en mí? Levántate, agarra mi mano y sigamos caminando juntos.   Cristo nos ha mostrado el rostro del Padre y nosotros hemos encontrado un Dios de misericordia, bondad y amor. Jesucristo, el Hijo de Dios, quiere ser nuestra vida, nuestra luz y el sentido de nuestra existencia. Jesús le dice a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.    Un camino del que nos desviamos porque no siempre es fácil. Una verdad que cuesta asumir y defender. Una vida que no es razón, sentido y meta. Camino de entrega. Verdad encarnada. Vida derramada. Jesús acerca lo divino a la tierra. Nos posibilita el acceso a una vida eterna en medio del tiempo. Nos regala un amor que se derrama en nuestros corazones y n...