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Mostrando las entradas etiquetadas como tocar

Elegidos

  «Llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce»   (Lc 6,12-19).   Jesús empieza el día en oración. Desde ella orienta toda su actividad. Apoyado en ella, llama a sus discípulos y elige a los apóstoles. Enseña y cura sostenido por ella. Trasmite su fuerza a quien quiere tocarlo No debemos olvidar que Jesús escogió a doce. Ellos guían a los discípulos con la sabiduría que da el Espíritu, pero también tienen la obligación mayor de ser coherentes en su vida con el testimonio y ejemplo que deben dar. Después de una noche entera de oración, Jesús escogió de entre sus discípulos a doce, a quienes nombró Apóstoles: mensajeros de la Buena Noticia. Las doce tribus del antiguo pueblo son, ahora, los doce pilares del nuevo pueblo, cimentado sobre la piedra angular que es Cristo. La importancia de los apóstoles viene dada al ser elegidos por Jesús, no de sus carreras, de sus profesiones, de su preparación. Jesús los eligió por ser lo que eran, seguidores suyos, hombres bue...

Señor de la vida

  «¡Ánimo hija!  Tu fe te ha salvado»   (Mt 9,18-26). Comenzamos la semana recordando que no se trata de hacer muchas cosas, sino hacer aquellas que nacen de un corazón confiado en que el bien prevalece sobre el mal y que en nuestro actuar manifestamos la misericordia del que nos amó primero. Dos historias paralelas y en encuentro sanador. Una niña que muere y su padre va a hablar con Jesús. Una mujer que va muriendo por flujos de sangre. El encuentro con Jesús es sanador y salvador. Nos regala vida abundante si creemos. Nos levanta de incredulidades. Muchas veces nos sentimos oscuras cavernas donde no hay nada más que oscuridad. Pero cuando se abre un hueco y entra un rayo de luz, llena la cueva de claridad y color toda la estancia. Jesús cura a la mujer valiente que toca el borde de su manto, y le dice "Tu fe te ha curado". La fe nos cura y nos sana. No porque modifique mágicamente las circunstancias que nos cuestan, sino porque cambia nuestra forma de acogerlas. T...

¿Ves algo?

  "Le untó saliva en los ojos, le impuso las manos  y le preguntó: «Ves algo?»”    (Mc 8,22-26). Le piden a Jesús que toque a un ciego para curarlo. La ceguera se sana si se deja tocar por la belleza, el bien y la verdad. Sino, permanecerá en el aislamiento de sus razones, mediocridad y egoísmo. No hay más ciego que el que no quiere ver ni dejarse tocar. Estoy al borde del camino. Limpia mis ojos para verte, abre mis oídos a tu palabra; y si aun así mis pies se quedan quietos, empújame, Señor, quiero caminar contigo. Después de una insistente intervención de Jesús, tocando los ojos de aquel ciego, este se sintió curado y podía ver todo con claridad. Jesús toca y cura. Se acerca al ciego, lo cura. Se implica. Se compromete. No pasa de largo, camina con Él. No es fácil abrir los ojos, nos tenemos que dejar tocar por Él. Quiere que dejemos atrás la ceguera, dejemos pasar la luz, que 'veamos todo con claridad'. Tocar es cercanía, es respeto, es caricia, es bonda...