“El Poderoso ha hecho obras grandes en mí” (Lc 1,49). En la cultura del “yo valgo más que tú, yo soy mucho mejor que tú”, la humildad, el reconocimiento de nuestros límites, es el verdadero camino a la virtud. Agradece al Señor todo lo que te ofrece. El Magníficat es un compendio de virtudes. María canta su salvación por Dios. María canta la salvación de Dios a los pobres, a los humildes, a los hambrientos. Es el canto de todo el pueblo de Dios, heredero de las promesas hechas a Abraham. Solo al lado de los pobres, de los humildes, compartiendo sus dolores y sufrimiento se puede entender este revolucionario canto a un Dios que derriba del trono a los poderosos y colma de bienes a los hambrientos. La humildad cristiana no consiste en considerarse poca cosa, lo último, lo peor, sino en saber que nuestra pequeñez unida a la grandeza de Dios lo puede todo, y que todo lo grande que somos y tenemos es don de Dios. María engrandece al Señor, procl...