"Mirad qué hombre más comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores.” (Lc7,31-35). Jesús critica a su generación: buscan señales pero desoyen la sabiduría. Este rechazo al mensaje divino refleja una sociedad ciega ante la verdad, atrapada en el ruido y la superficialidad. En un mundo que ignora la esencia, la salvación se convierte en un eco distante. En muchas ocasiones los creyentes tenemos la impresión de vivir desacompasados con nuestro mundo: "Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado..." Es posible que el reino de Dios crezca así, en la falta de sintonía. Pero la verdad y la sabiduría están de su parte. «¿A quién compararé los hombres de esta generación?» Que ni bailan ni dejan bailar, vivimos un tiempo en el que la libertad está en peligro, todo debe ser dirigido por el pensamiento único y cuando se construye una vida desde una forma de hacer distinta es insultado y marginado. Y si hoy pedimos al ...