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Mostrando las entradas etiquetadas como Domingo XXI TO

“La seguridad de los creyentes”.

  "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha"    (Lc 13, 22-30) Lo dice el Señor y lo dice también la vida. Lo fácil, la puerta ancha, no nos lleva a nada importante, a lo que realmente necesitamos. Hay que entrar por la puerta estrecha para encontrar lo mejor de uno mismo. También para descubrir lo que significa la misericordia de Dios. Las lecturas de este domingo nos invitan de manera insistente a estar atentos a la voz del Señor, a «anunciar su gloria a las naciones». Estamos enviados a proclamar su Buena Nueva, como lo hizo el apóstol San Bartolomé que hoy celebramos,   entre quienes no le conocen, también entre quienes vemos que olvidan su voz y sus mandatos.       Te pido, Señor,  que me concedas la humildad de servir como el último  y el valor para anunciar tu Evangelio. Para entrar por la puerta estrecha hay que esforzarse. No es una conquista personal sino una respuesta a la gracia. Dios nos llama a entrar por ella, pero nosotros...

¿Adónde iremos?

  "Las palabras que os he dicho son espíritu y vida."  (Jn 6,60-69). “Es propio de la piedad el no obligar, sino persuadir... El Señor mismo no emplea la fuerza, sino que, dando libertad, decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí»; y en particular a los discípulos: «¿También vosotros queréis marcharos» ?” ( San Atanasio ) La aventura de caminar con Cristo tiene su momento de calvario... y cuesta. Pero el que se embarque con Él, aunque no vivirá despreocupado y comodón, será verdaderamente feliz. Quien persevera hasta el final se salva. Toda palabra que acogemos de Dios es Espíritu y nos da vida porque llena de sentido y de esperanza lo que vivimos. Nos pasan muchas cosas por fuera y por dentro. Encuentros, diálogos, tensiones, silencios. Todo lo de fuera nos deja un eco por dentro. Alegrías, risas, tristezas, lágrimas. Pero necesitamos saber que vamos en alguna dirección. Vivir no es que pasen los días, es construir una historia de salvación. Es recono...

La pregunta sigue viva

  “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”   (Mt 16, 16) Jesús contrasta su identidad sobre dos perspectivas. Una, lo que dice la gente. Quienes lo han tratado en la distancia, superficialmente. Las respuestas son variadas, imprecisas. Otra, lo que dicen sus amigos, los cercanos. La respuesta es concreta y acertada La confesión de fe del Apóstol Pedro difiere de las consideraciones de la gente, y tiene la particularidad de que muestra la singular identidad de Jesús mientes que los demás sólo le comparaban con personas relevantes. Mientras no descubramos esa singularidad no podemos seguirle. “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” Esta respuesta de Pedro a la pregunta de Jesús sobre quién es le cambió la vida para siempre. Saber y vivir sabiendo quién es Jesús para mí cambiará nuestra vida. La pregunta del evangelio de hoy va más allá de lo teórico. ¿Quién soy yo en tu vida? ¿Qué lugar ocupo en tu día a día? Con Pablo respondemos: Tú eres mi origen, guía y meta. ...