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Mostrando las entradas etiquetadas como Espíritu Santo

Fuego

  "He venido a prender fuego a la tierra,  ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo!"   (Lc 12, 49-53) Inmersos en una auténtica catástrofe por culpa de los incendios, puede parecer irónico el evangelio de este domingo. Evidentemente, Jesús no se refiere al fuego de los bosques sino al ardor del corazón. Sin ardor en el corazón resulta imposible seguir al Maestro como discípulos. Jesús tiene una propuesta que afecta a la vida, que nos transforma, que nos lleva a vivir unos valores que pueden no ser compartidos por ‘lo políticamente correcto’. Radicalidad del mensaje.  Jesús ha venido a traer fuego a la tierra. A hacer arder la tibieza, la mediocridad, lo diplomático y aparente. No ha venido a traer paz sino división. A hacer que nos posicionemos del lado de la bondad y el bien. Una división en las relaciones hasta las familiares. En este domingo, Jesús nos invita a preguntarnos: ¿arde en mi corazón el fuego del Evangelio? ¿O lo he dejado apagarse con la rutina, el mie...

"Pedid y se os dará"

  "¿Cuánto más el Padre del cielo dará  el Espíritu Santo a los que le piden?"   (Lc 11,1-13).   Cuando uno de los discípulos le pide a Jesús "enséñanos a orar", el Señor nos enseña el Padre nuestro: no cabe la primera persona del singular sino del plural, nos mete de cabeza en el misterio de Dios y en la fraternidad universal, sólo puede rezarse desde el Espíritu de Jesús. Señor, enséñame a orar con fe, constancia y confianza, creyendo en tu amor de Padre  que siempre cuida de mí.    Señor, enséñanos a orar .  Esta es la petición, Señor, que seguimos haciendo cada día, para que nos enseñes a orar en espíritu y verdad,  en silencio, en sencillez, en abandono,  una oración auténtica, que busque tu ser en amor,  una oración que nazca de la realidad,  que esté atenta a los más necesitados, a los marginados,  a los descartados, a los que no cuentan… una oración que me haga menos mío y más tuyo. La oración que Jesús nos ens...

Una misión

  "Recibid el Espíritu Santo." (Jn 20,19-23). Jesús promete el regalo del Espíritu Santo, y nos advierte de un hecho crucial: a la fe no se llega por razonamientos intelectuales, ni por demostraciones empíricas. Basta con desplegar las velas del corazón para sentir el impulso del Espíritu Santo: él nos lo enseña todo. En esta Babel en que vivimos sin entendernos, hablamos sin escucharnos y criticamos sin conocernos, sigue siendo necesario.   «El viaje» Entonces, en Babel perseguimos quimeras jugando a ser dioses. Escondimos la jugada desconfiando del vecino. La palabra se hizo bala, La intención, enigma. Cultivamos rivalidades. Alimentamos agravios. La incomunicación se disfrazó de tertulia. Rodeamos el vacío de apariencias. Se amaba poco y mal. Y así levantamos muros invisibles. Parecíamos próximos, pero habitábamos universos solitarios.   Hoy, en Pentecostés buscamos la verdad, dejamos a Dios ser Dios. Mostramos nuestras cartas confiando en el hermano. La palabra es p...