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Mostrando las entradas etiquetadas como Viernes VI TO

Seguirle

    “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo,  tome su cruz  y me siga”   (Mc 8, 34-9, 1). No podemos seguirlo sin renunciar a lo que nos creemos que somos. Somos en tanto en cuanto creemos en su misericordia, en su presencia entre nosotros y su actuar en nuestra vida para que seamos reflejo de su amor. La vida cristiana consiste fundamentalmente en un discipulado, es decir, en seguir el estilo de vida del Maestro. Ese seguimiento tiene dos características básicas: el negarse a sí mismo y el tomar la propia cruz que nos depara la vida. Con ambas, es verdadero seguimiento. Las condiciones del seguimiento son claras. No hay engaños. Negarse a sí mismo para afirmar a Dios en nosotros. Tomar la cruz de cada día. La de la mediocridad, la injusticia y los egoísmos. Y seguirlo, porque él va delante de nosotros abriendo el camino. La cruz, como la de Jesús, nos debe llevar a la entrega, aunque no sea querida pero sabemos cómo extender...

Si quieres

  "Quien quiera salvar su vida, la perderá;  pero el que pierda  su vida por mí y  por el Evangelio,  la salvará." ( Mc 8, 34-9,1)   Suena a paradoja, pero es verdad. Quién centra su atención sólo en cubrir sus propias necesidades, poco a poco se aísla y se pierde. Quién fortalece el tejido social, se implica y compromete, en la vida de los demás disfruta de la alegría del compartir y de caminar juntos. La elección es clara: ¿solos o en familia? ¿Para mí o para todo? ¿Los de mi cuerda o universal? Jesús llama en libertad y en claridad. Quien quiera seguirlo, lo hace negándose. Poniendo a Dios en el centro de su ser y hacer. Cogiendo la cruz. Aceptando el sufrimiento de la coherencia, fidelidad, el anuncio y la denuncia. E ir detrás de él, tras sus pisadas. " Tome su cruz". San Francisco en su oración al Cristo de san Damián pide "ilumina las tinieblas de mi corazón". No pide eliminarlas, ni suprimirlas. Acoge tu cruz como parte de tu camino a la...

Un signo

  "Jesús dio un profundo suspiro y dijo:  «¿Por qué esta generación reclama un signo?"  (Mc 8, 11-13) Los fariseos acuden a Jesús, para ponerlo a prueba, pidiéndole un signo del cielo. Jesús suspira entre indignado y agotado, como si pensara para sus adentros, “ni entienden ni quieren entender”. Los milagros son vías y canales que nos conducen al encuentro verdadero con Dios. Quien no cree, no puede interpretar las obras ni las palabras del Mesías. Jesús los deja con la palabra en la boca y se va entristecido. Los fariseos buscan discutir con Jesús para ponerlo a prueba. Se acercan desde una verdad fundada en normas. Piden pruebas porque los hechos no les convencen. Jesús los deja y se va a la otra orilla. Sin actitud de diálogo y apertura, se termina perdiendo el tiempo Son los entendidos y sabiondos quienes, en vez de fiarse de su palabra, intentan ponerlo a prueba pidiendo un signo del cielo. Los que niegan la religión terminan cayendo en la superstición. ...