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Mostrando las entradas etiquetadas como hospitalidad

La mejor parte

  “Marta lo recibió en su casa.  María ha escogido la parte mejor”.   (Lc 10, 38-42)   empieza por acoger, por abrir la puerta, por dejarle sitio. Son dos hermanas, las dos acogen, a las dos aman Jesús. Son dos actitudes, son dos maneras de vivir el Evangelio, las dos son maravillosas si es Él quien ocupa el centro de las mismas.   La mejor parte es Él. Si servimos, que sea con Él y para Él. Si contemplamos, que sea con Él y para Él. Nunca para nosotros, ni para nuestro mérito, ni para nuestro reconocimiento. Acoger a Jesús en nuestra casa, en nuestra vida y en nuestro corazón. Escucha y servicio. Servicio y escucha. Dando a todo su tiempo.   Señor, me pongo ante ti y abro mi corazón.  Enséñame a ser hospitalario  y a ver tu presencia en cada persona que encuentro.  Abre mi corazón y hogar a quienes lo necesiten.  Y yo sabré ver el regalo de tu gracia en ellos. En cada uno de nosotros conviven una Marta y una María: la que vive...

Subir

  «Tomó la decisión de ir a Jerusalén»     (Lc 9,51-56).   En ocasiones en la vida debemos ser capaces de afrontar situaciones nuevas que no siempre son fáciles, pero que se hacen necesarias a la hora de llevar a cabo nuestra misión. Sólo desde la confianza en Él seremos. Jesús, el Siervo del Amor, está decidido a ir a Jerusalén, donde le espera la cruz. Quiere que el Plan del Padre se cumpla plenamente en él, a través de su Pascua. Aprende de Jesús que en el camino encuentra hostilidad y rechazo por parte de unos y expectativas de un mesianismo espectacular y poderoso por parte de otros. Su actitud es siempre de misericordia y no destrucción. Su confianza está en el Padre, en Él se abandona totalmente. Señor danos tu Espíritu de amor,   para que curemos el egoísmo con generosidad,   venzamos la mentira con la verdad,   ganemos al orgullo con humildad y superemos la guerra con la paz .  Cúrame, Señor, con tu mirada. Solo así podré perdon...

En casa

  "Andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria."   (Lc10, 38-42). En cada uno de nosotros conviven una Marta y una María: la que vive nerviosa y dispersa, y la que elige centrarse en Dios viviendo desde la escucha. Marta y María no son dos caras de una moneda, sino la misma moneda. Son dos actitudes complementarias. Marta presenta el servicio y la entrega. María, la oración y la contemplación. Una necesita de la otra para tener una vida equilibrada, con sentido y plenitud. Dos actitudes ante el Señor que son maravillosas, acoger y atender, servir y sentarse con Él, preparar todo y escuchar todo, desvivirse en el hacer por Él y abrirse para ser con Él, hacer que todo esté preparado y saber que con Él está todo en orden. "Andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria." Inquietos, nerviosos, tensos, tristes. Son muchos los adjetivos con los que podemos definir nuestro estado interior. Las imágenes de Isr...