«El Hijo del hombre es señor del sábado». (Lc 6,1-5). La persona es lo primero. Sin embargo, parecemos empeñados en poner por encima las leyes, algunas injustas, que no respetan la dignidad humana. Incluso al Hijo del hombre lo queremos subordinar a las leyes. Pero no, él es señor del sábado, y ninguna ley puede subyugarlo. Es el Señor del sábado para que no esclavice sino que libere, de la historia para que sea de Salvación, de la vida para que la vivamos como un regalo y la llenemos de sentido. Es Señor de las personas para que vivamos libres, llenos de la dignidad que nos da. Su señorío es el amor, es la libertad, es el dejar sitio a su lado, es esperar la respuesta a su propuesta. El equilibrio está en poner a Dios en el centro de nuestras decisiones y actividades, y permitir que Él lo ilumine y equilibre todo.... Resultados: paz en tu alma y en tu conciencia. Cristo nos liberó de la esclavitud de la lay para vivir en la libertad de los hijos de Dios...