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Mostrando las entradas etiquetadas como Martes XIX TO

Pequeñez

  "Si no os convertís  y os hacéis como niños,  no entraréis en el reino de los cielos"   (Mt 18, 3) En un mundo en el que todos buscan ser los más importantes, el Señor nos ofrece la referencia de los más pequeños para convertirnos y poder así entrar en el reino de los cielos. Sólo los pequeños, humildes y transparentes son los que pueden seguir alegres las huellas del Maestro. Jesús nos invita a convertirnos y hacernos como niños, no a ser niños. Nos propone amar, no guardar rencor, sinceridad, fidelidad y dependencia de Dios.Vivir la infancia espiritual. No confundir con Ser inconscientes,irreflexivos, apegado   Jesús nos llama hoy con amor a ser como niños para así poder entrar en el reino de los cielos. Medita sobre las cualidades de los niños: la humildad, la confianza y la pureza de corazón. Ora para que puedas en tu vida cultivar estas virtudes. Y acércate a Dios con un corazón sencillo y confiado. Recuerda que puedes encontrarle en su Palabra y en la...

Ser niño

  "¿Quién es el más importante  en el reino de los cielos?"    (Mt18, 1-5.10.12-14). Es muy fácil perderse a lo largo de una vida. Perder el sentido, la motivación, la alegría. Perder personas, perder la fe, perderse a uno mismo. Por eso es tan pacificador reconocer que tenemos un Buen Pastor que es capaz de buscarnos una y otra vez. De limpiar las heridas, de cargarnos sobre sus hombros, de devolvernos su mirada. La pregunta de Jesús remueve los cimientos de nuestras creencias y criterios: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?». Un niño y una oveja perdida. Los que no cuentan ni son reconocidos por su edad. La que se ha alejado y es encontrada. Para analizar. "Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt18,1-5.10.12-14) Jesús coloca a un niño en medio. Es su signo frente a toda ambición humana. El pequeño mira a su alrededor con los ojos de la esperanza. Es indefenso ante los grandes males del mu...

Siempre llega

“¡Que llega el esposo, salir a su encuentro!” (Mt 25,1-13) Las vírgenes necias descuidan en aceite. Las prudentes llevan sus lámparas y alcuzas de aceite. Van preparadas. No saben cuándo llegará el esposo, pero ponen sus medios para esperarlo. La luz de la fe, el aceite de la esperanza, el corazón enamorado. “El esposo tardaba” . Pones a prueba mi paciencia. No me gusta esperar. Sin embargo, hoy es buena noticia. No es que no llega. Llegará. A su tiempo. Pero hay gran virtud en saber esperar. Es un arte. ¡Que seamos artistas en la espera para ser activistas de la esperanza! El Señor siempre llega. Cumple su promesa. El problema está en nosotros, que nos hemos cansado de esperarle. Aun así, Él viene, viene, viene siempre. ¿Cómo recibes a Jesús? ¿Con rutina o con alegría? ¿Cómo recibes a los que viven contigo? ¿Con gozo o con indiferencia? Entra en mi casa, Señor. Entra en mi corazón. Que lo mío sea tuyo y lo tuyo mío. Gracias. Amén. En tiempos convulsos como los que vivimos...