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Mostrando las entradas etiquetadas como tormenta

Mi Capitán

  «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».   (Mc 4,35-41). El evangelio de hoy no es simplemente una historia de fe; es una advertencia y un desafío. Nos enfrenta a la realidad de nuestras tormentas internas y externas, y nos llama a buscar una calma más allá del pánico, una fe que pueda sostenernos cuando el mundo parece desmoronarse El Señor nos invita a ir a la otra orilla, nos envía a la aventura de lo desconocido, incluso hostil. Eso supone una auténtica crisis en los discípulos, una verdadera tempestad. Parece que se hunde la barca y Jesús duerme. Pero cuando lo despierta nuestro miedo, todo se calma. “Vamos a la otra orilla”. Es una propuesta con riesgos. Salir de la zona de confort y aventurarse a lo incierto. Afrontar las tempestades de la incertidumbre, injusticias y miedos. Olas que rompen con mentiras y desprecios. Solo Dios increpa a todo, y llega la calma. ¿Cómo de grande es tu fe?…Pasa a la otra orilla En la tormenta nunca olvides que Jesús es...

A nuestro lado

  "Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis»".   (Jn 6,16-31). Al caminar sobre las aguas turbulentas del lago y al auxiliar a los discípulos en dificultad por la violencia del viento contrario, Jesús les revela su “identidad profunda”, es decir, su naturaleza divina. Al oscurecer. En los momentos donde no se ve nada. Donde el viento de la adversidad sopla fuerte; cuando el lago de la vida se encrespa, Jesús se acerca a nuestra barca, a nuestra vida. Camina sobre ese mar para decirnos: <<Soy yo, no temáis >> Es de noche y Jesús se acerca. En toda noche, Jesús es presencia de paz. Con su presencia ilumina, por medio de su amor, las conciencias. Con qué fuerza resuenan en el corazón de la comunidad las palabras de Jesús: «No temáis», «Soy yo». Frente a todo abandono de los discípulos por temor, aparece la fidelidad de Jesús de estar siempre con sus amigos, porque su amor es fiel. La tormenta que con Él se vence, la que nos asusta y donde Él nos quita el mie...