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Mostrando las entradas etiquetadas como Isabel

¡Dios viene a salvar!

  "Bienaventurada la que ha creído,  porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá."    (Lc 1,39-45). María ha tenido un encuentro con Dios que le ha cambiado la vida, no se queda quieta, sale de su casa a un encuentro con Isabel para servir. No es un encuentro más, es de Dios. Es un encuentro que se hace oración, es un encuentro que cambia la vida. María espera un Hijo, no lo hace sentada, lo hace sirviendo, amando, dándose a los demás. Quizá esta sea la última propuesta del Adviento, esperar sirviendo. Lo que Dios ha soñado con tu vida se va a cumplir de una manera clara y evidente o de forma más intrincada y sutil. Pero la fuerza del amor de Dios, amor creador, amor cuidador, ejerce la fuerza de atracción, como la ley de la gravedad que lo atrae todo hacia el núcleo. María e Isabel danzan el baile de las alegres, de las que reconocen que Dios visita y habita lo humano y familiar. Encuentro entre dos mujeres llenas de bendición de Dios.María va con prisa...

Un encuentro

  "En cuanto Isabel oyó el saludo de María,  saltó la criatura en su vientre."   (Lc 1,39-56). Dos mujeres donde Dios ha escrito su historia. Llenas De Dios, embarazadas por la gracia, desbordantes de gratitud. Isabel grita ese “bendita tú entre las mujeres…”, que rezamos en el Ave María; María “Proclama las grandezas del Señor…”. Una Visita que es encuentro. María nos muestra su estilo de orar en la Visitación a su prima. Es una oración que se pone en camino para servir con alegría. Su oración es contemplativa porque camina con el misterio inmenso de Dios en sus entrañas . María refleja la luz de Cristo en cada palabra, en cada mirada, en cada encuentro. Todo lo siembra de serena alegría. Trabaja, habla, relaciónate, pero hazlo consciente de que llevas dentro de ti a Jesús.   Y tú María, sin decir nada, me visitas y me llenas de gozo. Juntos proclamamos la grandeza del Señor. Visítanos, dulce Madre, y quédate en nuestra vida. Tú disipas oscuridades y no...