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Mostrando entradas de septiembre, 2023

Por la Cruz

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  "Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto."   (Lc 9,43-45). Nos dan miedo las preguntas que no sabemos responder. Vivimos con un deseo grande de controlarlo todo. Los tiempos, los ritmos, los imprevistos, a las personas. Nos gustaría manejar el tablero y las piezas, como jugadores de ajedrez. Pero la vida es mucho más misteriosa y maravillosa. No intervengo yo sólo en la construcción de mi historia. Está la acción providente de nuestro Dios que nos acompaña y la libertad de los demás para decidir y elegir. Sólo podemos acoger y agradecer. Nunca dejará de sorprendernos el camino trazado por Jesús para salvarnos. El anuncio de su pasión y muerte desconcierta hoy tanto como en el siglo I. Como que todos esperásemos fuera de otra manera. Pero Dios tanto nos ama que muere de amor y nos salva. Camino claro pero difícil. Hay cosas en las que Jesús no se cansa de insistir. Les avisa una y otra vez: ha de ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían. Sa

El Cielo abierto

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  "Veréis el cielo abierto  y a los ángeles de Dios subir y bajar" . (Jn1,47-51). El encuentro entre Jesús y Natanael está lleno de sinceridad y transparencia. Jesús lo define como israelita de verdad. No oculta nada, ni es enrevesado. Natanael se sorprende de ser conocido. Conocer es saber de la persona en toda su integridad. Jesús nos conoce, no somos un número para Él. Nos conoce desde siempre, nos ama. Ante Él no hay ni nada escondido ni miedos que nos escondan. Conocer es querer, conocer es amar. Tiene escritos en su enorme corazón nuestros nombres. Cuando alguien nos conoce nos llama por nuestro nombre, sabe quién somos, sabe qué buscamos o queremos. Él nos conoce. «Tú eres el Hijo de Dios» Cuando uno se encuentra con Él sólo cabe proclamar su grandeza. La grandeza la descubrimos en las cosas pequeñas, sencillas que vivimos cada día y que nos llevan a los grandes acontecimientos que por la fe se hacen presentes en la vida. "Has de ver cosas mayores"

¿Por qué quieres verle?

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  "¿Quién es este  de quien oigo semejantes cosas?"   (Lc 9,7-9) La pregunta de Herodes ha resonado en el correr de la historia: “¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”. Jesús despierta curiosidad e interés, pero también desprecio y amenaza. No es alguien indiferente o desapercibido porque él también nos cuestiona.   Jesús despertaba interrogantes irresistibles. Acerca de su identidad, de sus orígenes, de su autoridad para predicar, de su poder sanador. Tenía una vida tan plena y desplegada que no cabía en una definición. Definir es limitar. Era más que un carpintero, más que un maestro, más que un profeta, más que un amigo, era más que un sanador. Era divino porque dejaba salir de su humanidad visible toda la fuerza creativa y amadora del mismo Dios. «Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse» Las palabras del evangelista san Lucas se refieren al tetrarca Herodes. Los tiranos siempre tienen miedo a aquellos que con su vida