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Mostrando entradas de julio, 2022

La cosa va de herencias

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  “Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado,  su vida no depende de sus bienes”.   (Lc12,13-21) Recorremos mil caminos buscándonos, buscando el sentido de la vida... Y nos encontramos en el otro, la vida se llena de sentido cuando se vive para amar y servir, cuando se vive para los demás. Sólo el amor puede unirnos. Sólo el amor convierte en milagro el barro. El evangelio del hoy es una llamada de atención a dónde está nuestra riqueza, a qué le damos más valor en nuestra vida. Una llamada a la sencillez de vida. Las cosas materiales, terrenales, son caducas y pasan; en cambio, las cosas espirituales duran para siempre, son las únicas que pueden llenar nuestro corazón y dar sentido a nuestra vida humana y cristiana. Cuando la codicia irrumpe en la vida, todo se rige por el criterio de tener. Las posesiones esclavizan y atrapan. Convierten lo temporal en eterno. Fomentan distancias y enfrentamientos. Poner nombre a nuestras “herencias”, no

Valentía

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      “Mandó decapitar a Juan en la cárcel”   (Mt 14,1-12)       La verdad molesta, del mismo modo que molesta el amor, porque significa renunciar a nuestros propios intereses egoístas y pide la apertura y disponibilidad al otro. Juan, el profeta, es valiente para la denuncia. Juan no tuvo miedo en ser coherente con su vida. No ha dejado que en sus labios se asome la adulación y la mentira. Jesús recoge el testigo de todos los mártires de la historia.  Seguro que no te es fácil, pero intenta decir la verdad. Hablo con mis hermanos lenguajes tibios. Escondo tu verdad, tu profecía. Sana mi cobardía, Señor.   ¡Señor: aumenta nuestra débil fe! Señor, dame la valentía de Juan Bautista. Señor, enséñanos a encajar  la cruz de cada día;  la cruz que exige el amor a los que más sufren y a todas las personas;  la cruz que conlleva la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz...   Hoy más que nada somos llamados a salir con valentía anunciar la palabra de Dios.

Para vivir

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  “Sí, Señor,  yo creo que tú eres el Hijo de Dios”   (Jn 11,19-27)  Santos Marta, María y Lázaro. Son los amigos de Jesús que viven en Betania. Jesús se queda en su casa. Les une una gran amistad, se hablan, se escuchan, se quieren. Confían en Jesús. Jesús les quiere, ellos le esperan y le siguen. Son un ejemplo para nosotros. A veces, cuando sufrimos no queremos saber nada de Dios. Sin embargo, Marta nos enseña a acercarnos a Dios, aunque sea para quejarnos. Tenemos que dar la oportunidad a Dios para que poco a poco transforme nuestro dolor en una fe más recia. SI HUBIERAS ESTADO AQUI, NO HABRÍA MUERTO MI HERMANO. Señor, me enfado, te reprocho y te acuso. Y Tú, no te incomodas. Quizá temas más el silencio de tus hijos que nuestras quejas. Y después de tantas protestas, experimentamos que Tú eres nuestra paz. "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre." ¿Creemos