Ir al contenido principal

La novedad

 


"El vino nuevo se echa en odres nuevos, 
y así las dos cosas se conservan." 
(Mt 9,14-17)

El evangelio vivo de Jesús no es un asunto de remiendos ni parches, sino de conversión profunda y radical. No afecta solamente lo externo, sino que hace de la persona un ser nuevo.

La novedad de Dios no cabe en las viejas estructuras herméticas que nos fabricamos los humanos. Tendemos a atrapar y a definirlo todo. En nuestro deseo de control encasillamos hasta a Dios, su amor y su vida nueva. Pero el Espíritu de Dios es más grande que nuestros límites y no sabemos de dónde viene ni a donde va. El vino nuevo se celebra, se comparte, se brinda, se disfruta.


Vivamos el gozo del Evangelio, que nos rejuvenece el alma. En libertad total, digamos: ¡SÍ! a la novedad del Evangelio de siempre.

Jesús no vino recordarnos la ley,
vino a “anunciarnos la novedad de Dios”.
Vino a “anunciarnos el amor de Dios”.
Vino a “anunciarnos la fiesta de Dios”.
Vino a “anunciarnos la alegría de Dios”.

Vino a “convertir el agua de nuestro ayuno
en el vino nuevo de la boda”.
Vino a “anunciarnos boda no velorios”.
Vino a “anunciarnos fiesta, no aburrimiento”.
Vino a decirnos que “prefiere misericordia a los sacrificios”.
Vino a decirnos que “prefiere el amor al castigo”.

La alegría cristiana es «la respiración del cristiano».
«Un cristiano que no es alegre en el corazón
no es un buen cristiano».


Y no olvidemos “estamos en tiempos nuevos, tiempos de fiesta”.
Dios “quiere ser nuestra fiesta”.

Dios “nos quiere alegres”.
No rechaza “nuestros ayunos”, pero “prefiere vernos con cara
y corazón de fiesta en el amor”.

 

Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una nueva etapa. Hoy estamos ante la gran invitación de renacer de nuevo, dejarnos guiar por el Espíritu Santo. Tú, Señor, siempre eres nuevo. Haz que mi vida también sea nueva.   

 

Señor Jesús, te pedimos que, por intercesión de María tu madre, sepamos ser testigos de tu evangelio, que es novedad para el mundo. Que nuestros corazones sean estos odres nuevos donde tu vida rebose en frutos de amor, de alegría y de paz. Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

Santa Teresa de Calcuta

UN ÁNGEL EN LA TIERRA   SEÑOR ENSÉÑANOS A AFRONTAR  LAS LUCHAS DE LA VIDA DIARIA “Señor crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar las luchas de la vida diaria, para que vivamos en una mayor plenitud. Tú has acogido humilde y pacientemente los fracasos de la vida humana, como los sufrimientos de tu Crucifixión, así pues, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada jornada como ocasiones para crecer y asemejarnos más a Ti. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con coraje, llenos de confianza en tu apoyo”. (Santa Madre Teresa de Calcuta) "Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olv...