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La mirada

 

 
"No he venido a llamar a los justos, 
sino a los pecadores."

(Mt 9,9-13) 

La mirada de Jesús se fija no en la apariencia sino en el corazón. No se fija en la fuerza o el poder, sino en lo necesitados que estamos de vida y amor. Así llamo a Mateo, un recaudador de impuestos. Como nos llama, a cada uno, desde nuestra  cotidianeidad. Jesús no llama a los capaces, sino que capacita a los que llama. Y eso hace responderle llenos de confianza.

"Él se levantó y lo siguió". Te lo puede decir más alto, pero no más claro. ¡¡¡Levántate!!! Deja tu almohada, tu comodidad, tu zona de confort... y ponte en camino. ¡Síguele!

MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIOS. ¿Soy consciente de que Dios mira más lo que necesito que lo que merezco? ¿Procuro hacer lo mismo? 

 

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados.

Tu actuar compasivo abre las fronteras de mi corazón. Sentado con mis hermanos para compartir el pan, te alabaré, Señor.

Aprender lo que significa misericordia. Descubrir que nuestra miseria y la de los demás están tatuadas en el corazón de Dios. Nos llama a seguirlo no porque seamos buenos o justos, sino porque somos buenos en la Bondad de Dios. Sin méritos. Todo es gracia.


 

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