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Mostrando entradas de marzo, 2016

Testigos

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“Vosotros sois testigos de esto”  (Lc 24,48)   Hay personas que son testigos de paz y humildad, de bondad y perdón, de solidaridad y lucha por la justicia. ¿Será en la casa de estos pobres donde se esconde Jesús? Vete hoy con los ojos abiertos. Si encuentras a alguien que se parece a Jesús, detente un rato y conversa con él.        Lo que podemos saber de "Dios", nos lo revela "Jesús". Si te escondes en mi vida, Señor, ¿por qué te busco fuera de ella?   “Podemos ser testigos mudos de gravísimas desigualdades cuando se pretende obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental” (LS 36). Sí, somos testigos, a veces mudos, de la basura que degrada, de mares contaminados, de hileras de pobres, que abandonan su tierra y huyen de la guerra. Somos testigos de cómo los contaminantes atmosféricos producen serios quebrantos

Te doy lo que tengo

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«Te doy lo que tengo»  (Hch 3, 6). La frase de Pedro invita a pensar en qué debe ofrecer la Iglesia al mundo.  La Palabra brinda una gran riqueza de respuestas.  En nombre de Jesús debemos dar la mano y ayudar a levantarse y andar a los que han perdido la esperanza. Debemos dejarnos instruir continuamente por Jesús así como saber escuchar y acoger a los apesadumbrados. Cada comunidad debe ser testigo del gozo y esperanza que ofrece Jesús resucitado. - ¡Gracias, Señor Jesús, por estar siempre a nuestro lado!  ¡Que no tengamos miedo de abrirte el corazón en nuestros desánimos o fracasos! “Ellos contaron cómo lo habían  reconocido al partir el pan”  (Lc 24,35)         Del desencanto pasaron al agradecimiento, de la desilusión a la esperanza.     Todo fue fruto del encuentro con Jesús.     ¿Te nacen deseos de contar a Jesús?   Jesús, por tu cercanía y tu palabra, por tu pan partido y repartido,   me ha nacido una   historia que

Escucha a Dios pronunciando tu nombre

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“He visto al Señor”  (Jn 20,18)      «¡María!», «¡Rabboní!» .  María reconoce a Jesús porque primero él la ha reconocido corno persona amada por el Padre y llamada a dar a conocer a sus hermanos la alegría del Evangelio.  Una mujer, levantada en su dignidad por el amor de Jesús, responde a ese amor buscando a su Amado.  Una mujer se convierte en mediadora de encuentro con Jesús para otros.  Una mujer habla abriendo caminos nuevos de libertad.   En cada amanecer levanto mi alma a Ti, mi Señor.  Todo lo espero de tu Misericordia.   Los que cada día escuchamos y acogemos la Palabra debemos dejarnos transformar por Aquel que sale a nuestro encuentro y se interesa por nuestro sufrimiento e inquietudes («¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»). Escucha a Dios pronunciando tu nombre  y lleva tu alegría a los demás.   - Abre, Señor Jesús,  el corazón de todos tus hermanos y hermanas  para que tengamos la sana inquietud de buscar la paz,  la

La alegría es la señal de Jesús resucitado.

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“Alegraos”  (Mt 28,9) El Señor «sale al encuentro» de quienes lo buscan, como las mujeres que habían ido al sepulcro de madrugada.  Esta es la Buena Noticia que debe llenar de alegría y de sentido nuestras vidas.  El dinero del soborno jamás la podrá sofocar.   - Señor Jesús, ¡no permitas que el mundo pierda la serena alegría de tu presencia entre nosotros! La alegría es la señal de Jesús resucitado.  La alegría es la señal de todas las comunidades de Jesús.  Donde hay alegría ahí está Jesús.  Alégrate.  Tu alegría puede ser el sendero que lleve a muchos a encontrar a Jesús.           Tú alegras mi corazón.  Canto y toco para ti, Jesús resucitado.     “El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” (LS 12).  Hay muchos problemas en nuestro planeta, es verdad.  Pero la alegría siempre es la señal, aunque esté escondida en el llanto de la tierra y en el empobrecimient