Dios no es propiedad de los buenos es Padre de todos




“Era preciso celebrar un banquete y alegrarse, 
porque este  hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado” (Lc 15,32)  

"La caridad despierta el interés en el Evangelio. 

El Hijo Pródigo, que Dios perdona siempre, causaba asombro".

“Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso”. 
Es un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz (MV 13).    

"¿Qué es el pecado para la misericordia de Dios? 

Una tela de araña. 
Basta un soplido y se deshace" (San Juan Cristóstomo).


En el mundo que nos rodea, a veces sombrío y malhumorado, la sonrisa puede abrir caminos de encuentro. 
¿Puede haber mayor alegría que ver a un hermano volver a la Vida?  
 

El abrazo del Padre extingue nuestros errores, acaricia nuestras cicatrices, elimina cualquier malentendido, y nos permite perdonar y amar

Es una suerte, Señor, conocerte y saber que eres nuestro Padre, en ti desaparecen los miedos, porque estamos seguros de tu Amor y de que siempre tu mano nos protege.


Mientras nosotros seguimos clasificando a sus hijos, Dios nos sigue esperando a todos, Él no es propiedad de los buenos es Padre de todos.

El “hijo mayor” nunca se ha marchado de casa, pero su corazón ha estado siempre lejos. Sabe cumplir mandamientos pero no sabe amar.

El "hijo menor" de la parábola es fácil señalarlo: el que abandona al Padre.

Pero al "hijo mayor" que siempre está allí, a ese no es fácil.

La parábola del Padre Misericordioso es para los fariseos, Jesús quiere que cambien su idea de Dios. 


Dios viene para todos los hombres, para los pecadores que saben que lo son y para los que no lo saben.


Padre:
Gracias, porque sé que tus brazos siempre me esperan.
Gracias, porque tu corazón no está enojado con mis aventuras.
Gracias, por tantos padres que como tú no pierden la esperanza en sus hijos.

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