La fragancia del amor a Jesús.








“María tomó una libra de perfume de nardo, 
auténtico y costoso, 
le ungió a Jesús los pies 
y se los enjugó con su cabellera. 
Y la casa se llenó de la fragancia del perfume”
(Jn 12, 3) 


Nos acercamos a la Hora de la Salvación. 
“Seis días antes de la Pascua”, Jesús va a Betania, la casa de la vida y de la amistad. 
Una mujer, sensible y valiente, desea aliviar el dolor de Jesús y lo unge con ternura, anticipa su Pascua. 
En los límites del ser humano, cuando éste es solo un despojo, viene a su encuentro la sorprendente gratuidad. 
Una mujer, con los ojos del corazón limpios para la ternura, atenta a los signos que hay a su alrededor, se adelante y besa. 
El gesto de María de Betania abre caminos para aliviar la fragilidad de la humanidad doliente.            

 Esta mujer del Evangelio de Juan “presiente” la “entrega” de Jesús y responde, derrochando sin cálculo, amor de compasión, de lágrimas y perfume. 
El perfume, guardado para un momento especial, lo derrama en esta “Hora” cargada de amor silencioso y entregado. 
Todos quedan envueltos en este aroma de belleza incalculable, sorprendidos por un gesto de cariño que les desconcierta y extraña.     

“Espero gozar de la dicha del Señor  en el país de la vida.   
 Espera en el Señor, sé valiente,  ten ánimo, espera en el Señor” (Salmo 26,13-14). 
    
El gesto de esta mujer atrevida y valiente desvela la delicadeza de su amor gratuito a Jesús. 
Respira el perfume de la entrega y regala algo de tu persona a quienes te encuentres hoy.    

Oración: 
Llena mi vasija con tu perfume, Señor,  para que yo lo pueda derramar por los caminos.   

• Señor Jesús, que los problemas que vivimos no nos impidan comunicar la alegría y la agradable fragancia de tu presencia entre nosotros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Colaborar con el Señor

"Señor, enséñame a orar"

Gracias, Señor.