Que tu amor, Padre, nos haga testigos de él.





“Las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí” (Jn 5,36)  
 
“En las parábolas dedicadas a la misericordia, Dios es presentado siempre lleno de alegría” (MV 9),  
Nada hay más cercano que el aire, pero ¡ay del que no lo respira!
Cuando Dios nos respira, nos crea y nos hace capaces de crear.
Estrenemos hoy nuestra originalidad.  
Es importante la alabanza a Juan Bautista hecha por Jesús: «ha dado testimonio a la verdad» y «era la lámpara que ardía y brillaba».
Habla de la misión de la Iglesia de ser testigo y luz que pueda iluminar a todos los pueblos.
Las palabras de Jesús alertan también del peligro de conocer la letra de la Escritura sin acoger en el propio corazón el amor de Dios, sin escuchar verdaderamente su palabra y sin la adhesión a Jesús, que es quien puede dar la Vida que toda persona anhela.
Tú bien sabes, Señor, que me distraigo con otros dioses, que me agita el poder, el prestigio o el tener de todo en todo momento.
Ayúdame a no adorar becerros de oro y que sea sólo a ti a quien ame y siga.
No me dejes de tu mano nunca, Dios mío.
- Que tu amor, Padre, llene nuestros corazones y nos haga testigos de él.

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