Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como La parabola del administrador injusto

En mi vida....

  “Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz” (Lc 16, 1-8).   Al administrador de la parábola se le pide cuentas. Analiza su situación y elabora una estrategia. Sólo no va a poder salir adelante. Llama a aquellos de los que se había aprovechado y ajusta cuentas. Su astucia está en cambiar “él para mi” a un “por nosotros”.   "¿Cuánto debes a mi amo? Cien barriles de aceite. Toma tu recibo; aprisa… escribe cincuenta" El propio Cristo en la Cruz consagró esta 'estrategia', llevándola al extremo Seamos nosotros, también, alivio para las cargas de los hombres, anunciando Su misericordia   La astucia lleva consigo conocer bien la realidad donde vivimos y no desechar todos los caminos y matices que ella propone. Utilicemos con habilidad sus cauces, sus matices, sus singularidades, para vivir como seguidores de Jesús, para anunciar el Evangelio.   Tú, Señor, siempre me sorprendes, Y no me gusta… pero lo necesito. Q...

¡No antepongas nada al amor de Dios!

  "Ciertamente,  los hijos de este mundo son más astutos  con su gente que los hijos de la luz."   (Lc 16, 1-13).   El Evangelio de hoy es de los que escuecen, porque pone el dedo en la llaga: "no podéis servir a Dios y al dinero". Es imposible ser fiel a un Dios que es Padre de todos y vivir al mismo tiempo esclavo del dinero y del propio interés. El dinero es un ídolo de inmenso poder. Cuando el vil metal ocupa el lugar que le corresponde a Dios, el ser humano deja de ser dueño para convertirse en esclavo. Para ser libres nos ha liberado Cristo. La ambición y el afán de riquezas despiertan una creatividad desmedida. Jesús reclama de nosotros esa misma creatividad para el bien. Ojalá que el proyecto del Reino despierte en nosotros el deseo de implicar lo mejor de nosotros para su realización. Sólo al dar todo lo que somos y tenemos se obra el milagro. Estamos llamados a ser creativos en hacer el bien, con la prudencia y la astucia del Evangelio, usan...