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Mostrando entradas de marzo, 2019

El corazón del Padre

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«Estaba perdido  y lo hemos encontrado» .  Lucas 15, 1-3. 11-32 Con qué facilidad podemos engañarnos a nosotros mismos al seguir el camino fácil que nos ofrece la vida. Suerte que contamos con un Padre que siempre está dispuesto a perdonar, que nos espera con los brazos abiertos. ¡No le falles! Frente a un mundo que nos exige todo y no nos perdona nada, el Padre nos invita a todos a la Pascua de Jesucristo. Nos espera pacientemente y nos trata con ternura, sin reprochar nuestra inmadurez, ni nuestro egoísmo. Vuelvo a mis raíces, a mi verdadero hogar, cuando regreso al corazón del Padre, que no se cansa de esperarme. Una madre no se cansa de esperar, dice una canción. El corazón del Padre no se cansa de esperar, de amar, de perdonar. Está siempre dispuesto a acoger sin juzgar, a devolver la dignidad perdida, a festejar el encuentro, a celebrar la vida nueva. Nos quiere unidos, reconciliados. El corazón de Dios es un corazón que sale al encue

Nuestra pequeñez.

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"El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido". (Lc.18,9-14) El mal se contagia con excesiva facilidad. Todos lo sabemos, porque lo constatamos a diario y lo padecemos. Ayúdate del tiempo cuaresmal para saborear y gustar el bien, la hermosura de hacer el bien, la conciencia de lo bueno, lo verdadero y lo bello.  Contágiate de la bondad. En ocasiones el estar muy seguro de sí mismo hace que vayamos de sobrados. Esto nos lleva a pensar que somos mejores que los demás; entonces, aparecen el juicio y el desprecio. Hacer oración es dejarle sitio a Él y menguar en el yo. Oración es dejar que la misericordia y la compasión de Dios transformen nuestra vida. Oración es abrir el corazón sin tapujos... y sin miedo dejar que Dios lo llene. Tanto en la soledad como entre amigos, cuando me siento vacío o realizado, en tristeza o saltando de gozo interno, sé que siempre estoy en tus manos, Señor. Todos tenemos necesidad de

Amar

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“Amarás al Señor, tu Dios,  con todo tu corazón”   (Mc 12,28-34)    No endurezcas tu corazón. Escucha la voz del Señor. Ábrelo a su Palabra. En ella está la puerta que nos adentra en su Reino: Amar a Dios con todo nuestro corazón y amar al prójimo como a nosotros mismos; mucho más importante que todos los sacrificios rituales. ¡Quién pudiera amar así! Con todo el corazón. ¡Quién pudiera amar así! Con toda el alma. ¡Quién pudiera amar así! Con toda la mente. ¡Quién pudiera amar así! Con todo el ser. ¡Quién pudiera amar así! Si algo necesitamos en nuestra forma de relacionarnos es humildad, empatía, respeto. Un corazón lleno de misericordia que reconozca su propia pobreza y sea capaz de acoger con amor, ternura y compasión la pobreza del prójimo. Si amas, todo lo que hagas y digas estará lleno de amor. La única ley: AMAR. No estás lejos del Reino de Dios. Jesús resume todo su programa en una sola palabra: AMOR. ¿Es el

Ser lo que soy

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“E l que no está conmigo  está contra mí ”   (Lc 11,14-23)    Hoy es un día para revisar si hay algo en mí que no va de acuerdo con mi condición de católico. Dios quiere un reino fuerte y consolidado. Nos quiere muy unidos a Él. ¿Realmente lo estamos? ¿O solo “de boquilla”? Frente a Jesús: No caben las medias tintas. No caben el “sí pero no”. No cabe el “quisiera, pero no puedo”. Sólo vale el “quiero y por eso puedo”. Por eso es una pena ver esos cristianos bautizados: Que se dicen cristianos. Pero viven como si no lo fueran. Cristianos que piensan como el resto. Pero no piensan como desde el Evangelio. Jesús es claro: “El que no está conmigo está contra mí”. “El que no recoge conmigo, desparrama”. O estamos con él o no estamos. O le seguimos con todas las consecuencias. O mejor nos quedamos. Más vale un cristiano auténtico, que cien a medias. Más vale un cristiano que toma en serio el Evangelio, Que el que vive el Evangelio según sus conve

La plenitud es el amor

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“Quien los cumpla  y enseñe será grande”   (Mt 5, 17-19) Creemos, sí. Pero, ¿practicamos? Que la lista de los Mandamientos nos la enseñaron desde pequeñitos, pero a veces parece que se nos olvida... "¿Dónde hay un Dios tan cercano como nuestro Dios?" (Dt 4,7) Tan cercano, que por amor al hombre, se hizo hombre. Tan cercano, que su Espíritu habita por la fe en nuestros corazones.  Ciertamente, la cercanía, el abrazo, la acogida, la ternura, son de nuestro Dios. "... los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos".   (Dt 4,9) Todo empieza en casa, haciendo del hogar el primer lugar donde contagiar la fe y el amor en familia. Jesús es la Palabra viva del Padre, el que da plenitud a todas las cosas. Él ha purificado la ley, la ha llevado más allá de los esquemas humanos. Nos lleva a mirar con los ojos de Dios. La plenitud de la ley es el amor. El

Perdonar

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“Si cada cual no perdona  a su hermano,   tampoco el Padre os perdonará”   (Mt 18,21-35)    Creo que el perdón es la expresión máxima del amor. Nos descarga de culpabilidades, nos da la oportunidad de empezar de nuevo. Nos libera. Al perdonar nos acercamos al corazón de Dios. Al ser perdonados nos sabemos amados. Amar sin barreras, sin límites, hacer que la compasión y la misericordia lo cubran todo. Es la meta. Solos no podemos, pero con la ayuda de la gracia, intentemos parecernos cada vez más al corazón de Dios. Perdonar, tan humano; pero, sobre todo, tan divino. Perdonar al hermano no es cuestión de esfuerzo, sino de amor. Quien se acerca a Jesucristo, experimenta el amor y la misericordia de Dios, que perdona siempre, y recibe la gracia del cielo, para perdonar al hermano e, incluso, al enemigo. Dios siempre nos perdona cuando acudimos a Él con humildad. ¿Cómo no perdonar al hermano, aunque cueste, cuando Dios siempre lo hace con n

"Hágase"

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"Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra". En mitad de la Cuaresma una mujer, apenas una niña, llamada a ser madre cuando la maternidad no entraba todavía en sus planes, recibe la novedad de Dios con sorpresa y de rodillas: "Aquí tienes a tu sierva. Que se haga en mí tu Palabra". Un día como hoy la historia de la humanidad cambió cuando María dijo su "SI" valiente a Dios, concibiendo desde aquel momento a Jesús y convirtiéndose en protectora del Niño Dios que un día nacería y salvaría al mundo. ¡Señor, ayúdanos a estar disponibles como lo estuvo tu Madre! Y María le dio su SÍ al ángel sin miedo ante la situación en la que se quedaba. Eso es generosidad. Eso es Fe Dos letras que cambiaron el mundo: SÍ.   Que sepamos, como María, tener siempre esa alegría y confianza en lo que nos pide el Señor. Dispuestos a escucharle. Ante lo inesperado, no temas. Ante lo que te sobrepasa, no tema

Paciencia

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“Si no os volvéis a Dios,  también moriréis”   ( Lc 13, 1-9) Deja de preocuparte de la relación de los demás con Dios. Deja de darte golpes en el pecho por los “malos cristianos” que son los demás. E interésate por tu propia conversión. Que seguro que también la necesitas. Definitivamente, la resistencia al cambio, en todos los órdenes de la vida, es una característica de las personas. ¡Cuánta paciencia nos debemos a nosotros mismos y nos tiene Dios! Suplicar misericordia para uno mismo es algo que ocurre con mucha frecuencia. Es humano. Lo que es poco habitual es tener paciencia y misericordia hacia los demás.  Quien lo hace tiene un comportamiento semejante al de Dios. "Déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y abonaré la higuera, a ver si da fruto". Gracias por tu paciencia, Señor. Que yo también sepa tener paciencia con los demás como tú la tienes conmigo. Jesús nunca da a nadie por perdido. Siempre hay nuevas opor

Volver a Dios.

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"Regresaré e iré a mi padre"   (Lc 15, 1-3.11-32) El amor infinito de un padre o una madre hacia sus hijos supera cualquier desapego o mal gesto por parte de éstos. Es el amor más grande que se puede encontrar: el Amor con mayúsculas. Volver a casa. El deseo que ansía nuestra alma peregrina. Volver a sentir el abrazo que acoge, que no hace reproches, que transforma en gozo las lágrimas y hace una fiesta inmensa en el corazón. Volver a Dios. El amor de Dios no tiene límites. Nos ama a cada uno tal como somos, nadie queda fuera de su misericordia.  Y quiere que aprendamos a ser hermanos, a amarnos con ese mismo amor, sin envidia, sin exclusiones, sin egoísmo. Que todos participemos de la fiesta y el banquete. Solo tus besos pueden salvarme. Solo tu ternura puede salvarme. Solo tu amor puede salvarme. Solo tus abrazos pueden salvarme. El protagonista es siempre el Padre. Que el desierto de la Cuaresma nos lleve a interiorizar e

La misericordia infinita de Dios

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“Por último, les mandó a su hijo”   (Mt 21, 33-43. 45-46 )   El Evangelio de hoy es una dramática llamada de atención a todos los cristianos a salir de la modorra, a tratar de responder con fidelidad a la llamada de Dios, para poder dar frutos de santidad para la vida del mundo. Fíjate cuánto nos ama Dios que, sabiendo que iban a matarlo, nos envió a su único Hijo para salvarnos del pecado. ¿Eres consciente de lo que eso significa? También hoy el Señor nos envía mensajeros, personas y acontecimientos, para invitarnos a la conversión. Pidamos el don de su Espíritu, para reconocer su Presencia, escondida, pero eficaz y liberadora, en medio de nosotros. En este viernes de Cuaresma, reniega, más bien, de tus pecados. Y, animado por la misericordia infinita de Dios, pide la gracia de vivir, en adelante, como hijo suyo. Señor, tu nombre está lleno de sugerencia y de futuro. Vivimos en un mundo donde muchos hermanos nuestros corren riesgo d