Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como escribas y fariseos

¿Qué es más importante?

  "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos!"  (Mt 23, 13-22) Tremendas palabras de Jesús a los que deberían ser guías de las comunidades. Se han quedado en la superficie del mensaje. Hablan de un Dios que no tiene ternura ni entrañas de misericordia.   No saben vivir ni dejan vivir a los demás. Jesús denuncia con firmeza la hipocresía de los escribas y fariseos, quienes con su religiosidad externa cierran a otros el acceso al Reino de Dios y pierden de vista lo esencial. El lamento de Jesús por escribas y fariseos hipócritas no ha perdido fuerza y actualidad. Se adueñan de la gracia de Dios. Impiden que otros conozcan y encuentren. Manipulan para crear infelicidad. Valoran lo superfluo. No distinguen lo importante de lo accesorio. Su enseñanza nos invita a revisar si nuestras prácticas de fe realmente nos acercan a Dios y a los demás, o si nos quedamos en apariencias y normas que matan el amor y la miser...

Ser visto

  "Haced y cumplid todo lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen"   (Mt 23, 1-12) Jesús advierte del mal que provoca la incoherencia, especialmente, la incoherencia de aquellos que se han sentado en la cátedra de Moisés. Se muestran como ejemplo de buena conducta pero cuidado: hay que hacer lo que dicen, no hacer lo que hacen, pues ellos no hacen lo que dicen. Jesús denuncia la incoherencia de los escribas y fariseos, quienes imponen cargas pesadas a los demás pero no las cumplen, y buscan honores y reconocimientos antes que servir. Jesús critica la hipocresía de los fariseos y nos llama a sus seguidores a guardar la autenticidad de vida. Pensemos bien, por tanto, en la coherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones. Su enseñanza es clara: la verdadera grandeza no está en la apariencia ni en los títulos, sino en la humildad y el servicio. Ser discípulo de Cristo significa vivir con autenticidad, evitando la vanidad y el protagonismo, y recordando que quien...

Incómoda

  «Aunque no me creáis a mí, creed a las obras»  (Jn 10,31-42). A Jesús buscan apedrearlo, pero no hay argumentos. No hay nada que objetar a sus obras. La interpretación de sus palabras molesta e incómoda. La falta de fe juzga y condena. Su coherencia entre lo que dice y hace es extrema. Hay que detenerlo porque cuestiona. A las palabras de Jesús los escribas y fariseos contestan: ahora sí que sabemos que estás endemoniado.   «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Entonces, el Señor les pide que si no creen en sus palabras al menos den crédito a sus obras. Está claro que, quien no quiere creer, no creerá mi aunque resucite un muerto. La cercanía que vino a traer Jesús respecto al Padre asombraba y escandalizaba. Un Dios que permanece alejado, en el cielo, rodeado de categorías abstractas no molesta. Pero un Dios encarnado en la historia, que pide nuestra entrega, nuestro compromiso, y toda nuestr...