"De dentro del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos." (Mc 7,14-23). La creación es muy buena y bella. No hay nada impuro en ella. Al crear Dios al ser humano aparece la conciencia de sí mismo, y con la conciencia la libertad. La posibilidad de decirle a Dios sí o no. Por ahí empieza el camino de la corrupción y la decadencia. Cada vez que nos alejamos de Dios distorsionamos y deformamos nuestra propia identidad. De ese corazón dañado sale la impureza y la lectura errónea de la realidad. A Dios le vemos enemigo, a los hermanos rivales. Y a nosotros mismos un cúmulo de errores. La impureza no entra de fuera. Sale de dentro. Dentro del corazón salen los pensamientos perversos…codicias, malicias, fraudes…envidias…Maldades que nos dañan y dañan. Lo que no queramos para nosotros no se lo hagamos a otros. Hay que mirar el interior. Nos liamos cuando juzgamos a los demás por las "pintas" que llevan y olvidamos que lo que aleja de Dios es lo que...