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Mostrando las entradas etiquetadas como EUCARISTÍA

Alimento que transforma nuestra vida.

  'Dadles vosotros de comer"    (Lc. 9,11b-17) No hay ningún sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones espirituales. -Santo Tomás de Aquino- "Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación." Celebrar la solemnidad del Corpus es recordar la llamada que nos hace Jesús a "Dadles vosotros de comer". No despidamos a la gente con las manos vacías, con hambre y con sed. Acojamos el milagro que hace Jesús de bendecir los tres panes y los cinco peces que tenemos. Parece poco, es insuficiente, pero cuando no nos guardamos nada y somos capaces de compartir lo que somos y tenemos, es capaz de saciar y alimentar a una multitud. Somos posibilitadores de milagros.   “Esto es mi cuerpo” (1 Cor 11, 23-26) Tu cuerpo, que adoro, que recibo cada día, que me une a ti,  que me hace cuerpo tuyo, en la Iglesia. Tu cuerpo, comunidad d...

Comulgar con Él

  "El que come mi carne...  habita en mí y yo en él".   (Jn 6,52-59). Una de las experiencias más maravillosas del seguimiento de Jesús resucitado es la mutua habitabilidad: basta con adherirse al Señor, con comulgarle, para que Él habite en ti y tú en Él. De esta realidad deducimos que un discípulo de Jesús nunca estará sólo, sino habitado. Jesús es quien nos da vida. El pan de la vida. Su carne es verdadera comida y su sangre verdadera bebida. El que lo come vivirá para siempre. Comer su carne y beber su sangre es habitar en él y dejarse vivir en él. Una gracia que se regala y solo tenemos que acoger " El que come mi carne... habita en mí y yo en él". Carne es historia, es realidad, es compromiso. Habita en nosotros si comulgamos con Él, si abrimos de par en par las puertas de nuestro corazón y le dejamos sitio. Es una unión íntima, real, en la historia.   No quiere quedarse en la imaginación, quiere ser tan real que habita en nosotros y nosotros e...

¿“Lavo los pies” a los demás?

  "Los amó hasta el extremo."   (Jn 13,1-15). Hoy celebramos un amor que se entrega por cada uno de nosotros. Un amor que no merecemos, un amor que se nos regala. Nos vuelve a recordar lo únicos y valiosos que somos a los ojos de Dios. Se abaja, se inclina, nos lava lo menos bonito que tenemos. Si ama nuestros pies, cómo no va a amar el resto de lo que somos. Amados en nuestros pensamientos, acciones, deseos, contradicciones, fragilidades, límites. Hoy celebramos que todo nuestro ser es amado hasta el extremo. Y nos anima a inaugurar ese mismo amor con nuestros hermanos. Señor Jesús,  que en la Última Cena nos dejaste el mandamiento del amor  y el ejemplo del servicio humilde,  te pedimos que nos concedas un corazón generoso  y dispuesto a amar sin medida,  a servir sin esperar nada a cambio,  y a vivir cada día en comunión contigo y con nuestros hermanos. “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” El ...