No vivas la fe a solas.





“Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, 
entonces es que el Reino ha llegado a vosotros” 
(Lc 11,20)   

Las dudas y las críticas maliciosas contra su persona hacen que Jesús hable del sentido de la propia misión. 
Él liberta del mal por el poder de Dios, y esto es signo elocuente de la presencia del Reino en el mundo. 
El mal es como un guerrero valiente, a quien sólo puede vencer otro más fuerte: el amor de Dios encarnado en Jesús. Y lanza un desafío a los que le criticaban y a cuantos escuchamos: ¿somos capaces de comprometernos decididamente a su favor?

- Líbranos, Señor, de la crítica irresponsable y destructora.

 “La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos” (MV 15).   

Si nos hemos vuelto indiferentes ante el sufrimiento de los demás, ¡es hora de despertar!  
 
Cristo está allí donde hay necesidad;  está presente en los que sufren.   
El enemigo encierra a los hombres dentro de sí  y los incapacita para la comunicación  y el encuentro.   
Únete a la comunidad de Jesús; busca a Jesús en ella.   
No vivas la fe a solas.   
Necesitas el fuego y la ternura de los hermanos en la fe.   

Venga tu Reino.   
Líbranos de las guerras entre hermanos,  de las envidias y celos dentro de la comunidad cristiana.   
Enséñanos a correr todos a una.

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