¿Qué es lo que llena mi corazón?





“¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador” (Lc 18,13)  
 
El fariseo de la parábola, engreído, está tan satisfecho de sus «méritos» y tan lleno de su ego, que no cabe nada más en su corazón.
¿Qué podría ofrecerle Dios, si no le deja ningún espacio en su vida?
El publicano se reconoce frágil y pecador, incapaz de hacer el bien con sus únicas fuerzas. 
Acude a Dios con la confianza de que sabrá darle lo que le conviene.
Y Dios le da, porque está dispuesto a recibir.
¿Qué es lo que llena mi corazón?

- Haznos conscientes, Señor, de que tenemos necesidad de convertirnos.
Y de confiar más en tu misericordia que en nuestras cualidades.

Una oración pobre va en busca de la gracia.
Brota de una vida pobre, gris por el pecado.
Expresa la necesidad de vida verdadera que siente todo ser humano.
No dejes de aportar tu dosis de ternura y compasión a los que te rodean.
Cuando haces esto, el aire contaminado se limpia y se hace respirable.   

Abrimos nuestras manos vacías ante Ti.
Señor de la Vida, mira nuestra fragilidad y pobreza. Sálvanos. 

“Estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia” (MV 9).   

En el hondón secreto del corazón encontramos la verdadera cara con la que miramos a Dios.

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