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La pregunta sigue viva

 


“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” 
(Mt 16, 16)

Jesús contrasta su identidad sobre dos perspectivas. Una, lo que dice la gente. Quienes lo han tratado en la distancia, superficialmente. Las respuestas son variadas, imprecisas. Otra, lo que dicen sus amigos, los cercanos. La respuesta es concreta y acertada

La confesión de fe del Apóstol Pedro difiere de las consideraciones de la gente, y tiene la particularidad de que muestra la singular identidad de Jesús mientes que los demás sólo le comparaban con personas relevantes. Mientras no descubramos esa singularidad no podemos seguirle.

“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” Esta respuesta de Pedro a la pregunta de Jesús sobre quién es le cambió la vida para siempre. Saber y vivir sabiendo quién es Jesús para mí cambiará nuestra vida.


La pregunta del evangelio de hoy va más allá de lo teórico. ¿Quién soy yo en tu vida? ¿Qué lugar ocupo en tu día a día? Con Pablo respondemos: Tú eres mi origen, guía y meta.

 

 

Tú, Señor, no defraudas.

Es un gozo inmenso conocerte y amarte, vivir contigo.

Tú, Jesús, eres una fuente, un amor, una vida, una luz,

una esperanza. Todo eso eres Tú y más.

Tú eres el cimiento de nuestra vida.

Tú guías nuestros pasos.

Tú eres nuestro horizonte,

“hermosura que excede a todas las hermosuras”.  

Gracias, Señor, Jesús. 

Nunca se agota tu amor.


¿Quién es Jesús para mí? Es la pregunta incesante del cristiano, que intenta no hacer de Jesús un producto de sus deseos o de sus proyecciones, sino de acoger lo que Dios mismo dice de él, contemplando el Evangelio y escuchando al Espíritu Santo. Conocer a Jesús es la Verdad que nos hace libres.

¿Quién es Jesús? ¿La pregunta sigue viva? ¿Qué respondes? ¿Qué trasmites?

 “Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos” (Sal 137)

Tus manos

Pronuncias mi nombre
y cuando lo oigo en tu voz
se caen los miedos, las expectativas
las frustraciones.
Porque siento que no tengo que demostrar nada
me sostienes con las mismas manos
que me dieron la vida.
Manos que son cuna,
hogar, taller y refugio.
Manos que dan, cuidan la vida
y la hacen eterna.


(Javi Montes, sj)


 

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