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Uno de los nuestros

 



 
"Jacob engendró a José, el esposo de María, 
de la cual nació Jesús, llamado Cristo"
(Mt 1,1-17).

 

 

¡Maranatha! ¡Ven, Señor Jesús!
Es nuestra invocación continua, con fe, con confianza...
¡Porque tu venida es inminente!


“Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad; ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!”.

El evangelio según San Mateo comienza con el origen genealógico de Jesús, dato de máxima relevancia para quien necesita establecer la encarnación del Hijo de Dios.

La historia de cada ser humano es la larga historia de una familia. Jesús nació así, quiso venir así. ¿Tengo presente en mi oración a mis familiares, vivos y difuntos? ¿Soy agradecido y solidario con ellos?



«Genealogía de Jesucristo, hijo de David»
En el pueblo sabes que lo importante no eres tú sino la familia de la que procedes quienes son tus abuelos y tus tíos. El que viene, no viene como un Dios alejado del mundo, sino que nace como descendiente del pueblo que sirve a Dios.

La genealogía de Jesús está llena de humanidad y de fe. Entre todos los hombres, Mateo recoge a cuatro mujeres: Tamar, Rajab, Rut y la mujer de Urías. El protagonismo de la descendencia lo tienen los padres. Con María se cambia el relato. De María nació Jesús.

Nuestro Dios quiere ser uno de nosotros de verdad. Es importante para descubrir que su amor llega hasta el mayor de los extremos al querer ser uno de nosotros de verdad. Al final esa radicalidad se hará presente al dar la vida por todos. Dios nos ama.

Ser parte de nuestra historia nos valora como humanidad, nos da verdad con su presencia, nos reconoce como únicos, valiosos y dignos de ser amados por Dios.


Es en la 'historia' donde Él nace, propone, sufre, hace amigos, llama, transforma, cura, acompaña, perdona, anuncia, envía, siente, defiende, lucha, llora, invita a su mesa, se da, busca, propone un reino, cambia corazones, toca a quien nadie quiere, ama, muere y Vive.

"Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo". Por medio de José, esposo de María, Jesús entra en la historia del pueblo de Israel como descendiente de David y de Abraham. Se inscribe en esa simbólica y medida genealogía en la que encontramos cuatro mujeres extranjeras en situaciones particulares. A través de ellas ha llegado hasta nosotros el Salvador.

Es apasionante que Jesús sea uno de los nuestros. Engendrado, nacido, llorado, abrazado, amamantado, acunado. Hombre que fue bebé, niño, adolescente, joven, adulto. Que amo, que aprendió, que lloró. Que se ilusionó, se defraudó, sufrió, lloró, soñó, se rio. Experimento la fuerza de un beso y un abrazo. Verdadero hombre y verdadero Dios. Porque lo divino ha querido darle su misma Vida a lo humano.

Conviérteme en tu testigo

Oh, Dios, confíame tu juicio, conviérteme en portador de tu justicia.
Que me dirija a las personas con justicia, a tus afligidos con cercanía.
Que por las calles y las casas se extienda tu paz por la justicia.
Que defienda a la gente oprimida.
Que salve a las familias pobres y plante cara al opresor.
Señor, que en mi entorno la honradez sea la norma, y que a nadie le falte lo básico para vivir.
Que tu justicia domine de mar a mar, de país a país, de pueblo a pueblo.
Y cuando la gente me vea, que intuyan Tu nombre, que mi vida hable de ti, mi palabra cante tu gloria, y mis acciones sean tu bendición.
Tras las huellas de tu Hijo, el primero, el maestro. Amén

(El salmo 71 de otro modo, por Rezandovoy)


 

 

 

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