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Familia, proyecto de Dios


«¿Por qué me buscabais? 
¿No sabíais que yo debía estar 
en las cosas de mi Padre?». 
(Lc 2,41-52).  

Hemos hecho de la Navidad una "fiesta de la familia". Y la familia, con todas sus ambigüedades, ha terminado por tragarse la Navidad. Conviene recordar que no es la familia la que salva al ser humano, sino el niño nacido en Belén. La familia también está necesitada de redención.

Vamos con la fiesta de la Sagrada Familia. En una sociedad de vínculos frágiles, que no dejemos de defender el amor que aprendemos en el evangelio como fuente de nuestros vínculos, entrega, fidelidad y compromiso.


Si la familia cristiana es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es concebida y cuidada, es una contradicción tremenda cuando se convierte en lugar donde es rechazada y destruida
(Papa Francisco).

El gran rasgo de la familia es la diversidad. El elemento que da consistencia es la unidad en la diversidad. Esto requiere de unos valores claros: respeto, escucha, acogida… Sin imposiciones ni distorsiones. Sin manipulaciones ni mezquindades.

En la familia, es más importante escuchar que comprender. Escuchar es dar importancia al otro, reconocer su derecho a existir y a pensar por sí mismo. Lo que podemos aprender hoy de la Sagrada Familia es la escucha mutua. (Papa Francisco).


«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».  
La respuesta de ese joven Jesús, con apenas 12 años, está llena de luz. Cuando alguien nos busque que nos encuentre en las cosas que merezcan la pena. Las cosas de Dios son siempre para el bien común. La alternativa es: "en mis cosas". En el vacío de mis propios proyectos en el que no caben los demás. María y José no pudieron enfadarse con Jesús. Porque le encontraron amando y escuchando la acción de Dios en la historia humana.

La Familia de Jesús, María y José es santa. Sin embargo, hemos visto que ni siquiera los padres de Jesús le comprendieron siempre. No nos sorprendamos si a veces nos ocurre en nuestras familias que no nos entendemos. Cuando nos ocurra, preguntémonos: ¿nos hemos escuchado? (Papa Francisco).

La Familia de Nazaret es una familia unida, Él es muy importante para ellos. Lo reprenden con amor, con cariño. Se sorprenden de encontrarlo en el templo. No entienden lo que pasa, pero saben que es su hijo, que lo tienen que cuidar, quieren hacerlo, que lo aman con todo el corazón.  Es en la familia, protegido y querido por ella, donde se hace mayor, joven, adulto. María sabe que es un niño especial, único, lleno del Amor de Dios.


Quien renuncia a crecer renuncia a lo más propio del ser humano para convertirse en cosa, algo acabado. "Soy así" dicen algunos. Lo propio de los seres humanos es que somos tarea y crecimiento. Buen lema el crecer "en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres".

Oración a la Sagrada Familia

Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,
que sepamos tomar conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.


(Papa Francisco)


 

 

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