Víctimas inocentes
El sueño de José es una realidad de cuidado, protección, prudencia y sabiduría. Escucha la voz del ángel y huye de la barbarie de Herodes. El bien, la inocencia y la verdad están amenazadas por el odio, la envidia y la mentira. Soñar y discernir.
El Salvador es salvado de las tropas de Herodes, el Grande, al ser avisado José en sueños. Huyen a Egipto y dejan a sus espaldas la matanza de los inocentes. Inconscientemente aquellos inocentes entregaban su vida por Aquel que los salvaría a todos. De Egipto vendría la Pascua.
"Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto." Egipto era el lugar de la esclavitud cuando Moisés liberó al pueblo. Para José, María y Jesús se convierte en oportunidad de salvación. Las cosas, las personas, los lugares, la vida nunca son una sola cosa. Son la forma de estar en ellas y la comprensión de para que estamos nosotros en casa momento. Si para los judíos antiguos Egipto fue un lugar de sufrimiento. Para José y María fue el lugar de la ocasión y la oportunidad. Que convirtamos lo que nos cuesta y oprime en lugar de experimentar la liberación.
Los santos inocentes, y hay demasiados, no son los ingenuos que caen en bromas más o menos simpáticas. Son las víctimas inocentes de decisiones tomadas por el egoísmo de unos y por el silencio cómplice de otros.
Contemplar el pesebre es también aprender a escuchar lo que acontece a nuestro alrededor y tener un corazón sensible y abierto al dolor del prójimo, especialmente cuando se trata de niños.
¿Cómo he nacido?
Dice Dios:
Nací desnudo, dice Dios, para que tú sepas despojarte de ti mismo.
Nací pobre para que tú puedas considerarme la única riqueza
Nací en un establo para que tú aprendas a santificar cada ambiente
Nací débil para que tú no tengas nunca miedo de mí.
Nací por amor para que tú no dudes nunca de mi amor.
Nací de noche para que tú creas que te puedo iluminar cualquier realidad.
Nací persona para que no te avergüences nunca de ser tú mismo.
Nací hombre para que tú puedas ser «divino».
Nací perseguido para que tú sepas aceptar las dificultades.
Nací en tu vida para atraer a todos a la casa del Padre.
(Revista Juventud Reparadora, n.º 358)
¡Cuántos pequeños en nuestros días encuentran la muerte mientras huyen de la guerra y los conflictos, en medio de la cruel indiferencia! ¡Cuántos son masacrados en las guerras!
"Un grito se oye en Ramá..." Llanto que llega hasta los corazones de los hombres y mujeres de buena voluntad, que no podemos ver sufrir al hermano por la injusticia de la violencia. ¡Basta! Inocentes que sufren la violencia de la maldad del poder, la venganza, del miedo. Todo aquello y aquel que no respeta, cuida y defiende la dignidad de todo hombre y mujer de este mundo no es de Dios.
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