En el silencio que produce la muerte de alguien que has querido como a ti mismo, que te ha querido incluso cuando tú no te querías. La pena que te deja sin vida, la mirada sin futuro. ¿Y ahora qué?
Hoy nos unimos al mundo que sufre en silencio. A los que esperan sin certezas. A los que aman sin respuestas. Este es su día.
Sábado Santo de silencio, meditación y calma. Callaron los golpes, gritos y jaleos. El dolor y el sufrimiento quedaron atrapados en la cruz. Las gentes se dispersaron y ahora solo se escucha la soledad y el vacío. Con María vivimos la decepción, incomprensión y espera.
Oh María, Tú eres la Madre de la esperanza.
Tú viviste el Sábado Santo dando esperanza
a los discípulos perdidos y desilusionados.
Tú obtienes para ellos y para nosotros el consuelo de la esperanza,
María, su Madre, sigue creyendo en aquella promesa de Nazaret, 'será grande, será Hijo de Dios'... Dios no falla, en algún momento tiene que ser, hay que esperar y hacerlo con esperanza.
Déjame estar
contigo,
María de la Soledad.
Sin decir nada,
María del Silencio.
A la espera de Jesús,
María de la Esperanza.
Comentarios
Publicar un comentario