Libéranos


“Les enseñaba con autoridad” 
(Mc 1, 21b-28).

¿Qué somos, Señor, para ti?
Te interesas por nosotros, te pones de nuestra parte.
Con tu amor generoso nos sanas, nos recreas.
Gracias.
Bendito seas, Señor.  
Libéranos, Señor, con tu Palabra y tu presencia.
Escucha nuestra voz, estén tus oídos atentos al grito de nuestra súplica.

Te damos Gracias, Dios nuestro Misericordioso,
porque Tú nos liberas del mal y de todo aquello
que nos oprime y nos impide vivir en libertad.
Tú nos enseñas con autoridad, porque sólo Tú,
con tu Palabra Viva y la acción del Espíritu Santo,
logras curación, alegría, liberación y Vida,
donde hay opresión, tristeza, dolor y sufrimiento.
Gracias porque Tú nos enseñas con autoridad,
y nos ayudas a crecer en la fe y a madurarla,
para comprender que sólo Tú, Dios nuestro,
fundamentas nuestra vida, llenándola de tu Amor.
Ten Misericordia de nosotros y ayúdanos Tú 
a escuchar tu Voz, Dios Bueno y Salvador nuestro,
a través de la oración y de tu Palabra de Vida,
para no endurecer nuestro corazón, a pesar del dolor,
y cumplir siempre tu Voluntad para que nada ni nadie
nos separen jamás de tu Amor Misericordioso.
Te damos Gracia, porque Tú nos enseñas cada día
que la fuerza de tu Amor y de tu Misericordia,
siempre logran vencer cualquier mal que nos atrape.
Ten Misericordia de nosotros y no permitas nunca
que se endurezca nuestro corazón, ni que seamos 
personas insensibles al dolor de los demás hermanos.
No nos dejes caer en la tentación de buscar solamente 
nuestro propio bienestar, y ayúdanos a abrir el corazón
para sufrir con quien sufre y consolar a quien lo necesite.
Ábrenos nuestro corazón, con la fuerza de tu Amor,
e inúndalo de tu Misericordia, de tu Paz y tu Perdón.
Dios nuestro, Tú que eres Bueno y todopoderoso,
ten Misericordia de nosotros, y libéranos del mal
que vive dentro de nosotros y del que nos rodea. 
Amén.

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