El secreto está en lo pequeño




«Todo se lo exponía con parábolas, 
pero a sus discípulos 
se lo explicaba todo en privado» 
(Mc 4, 26-34)

Quien siembra vientos, recoge tempestades, dice un refrán. Pero quien siembra el bien, recogerá el bien, lo verá florecer. Hay que ser paciente, y después de hacer nuestro trabajo, como el labrador o el jardinero, dejar que la tierra y Dios hagan el suyo. Dará fruto a su tiempo.
En lo pequeño, insignificante, que no cuenta, descartado, escondido, abandonado, infravalorado, imperceptible....ahí y siempre ahí está lo más grande, importante, destacado, revelado, valorado, rescatado, más valioso, más visible...a los ojos de Dios.
Hacer crecer lo que es pequeño. El cariño, el cuidado, la atención constante, convierte en algo grande lo que parecía invisible.
Jesucristo es el Reino. Él nace en la tierra buena, por obra del Espíritu Santo, y crece hasta entregar su vida por nosotros. En su cruz reconocemos el signo definitivo del amor de Dios, el árbol de salvación en el que cobijarnos y cuyo fruto nos da vida eterna.

 Hoy recordamos a Don Bosco.


Sigamos a tu ritmo y con alegría

Señor, tengo en el cuenco de mi mano un grano de trigo
Es pequeño. Parece insignificante.
Pudo caer del remolque en un bache del camino,
o perderse en el rastrojo.
Nadie habría hecho problema.
Nadie se habría enterado.
Es pequeño. Parece insignificante.

Descubierto en el suelo,
es más fácil pisarlo que admirarse,
más fácil despreciarlo que recogerlo como un pequeño tesoro.
Es pequeño. Parece insignificante.

Aquí está, en mi mano. Solo.
Sin embargo, bajo su piel tostada
encierra un secreto de vida.
En él hay espigas dormidas.

Si cada uno sembramos nuestro grano,
junto al del hermano…
tendremos muchas espigas,
despertará una nueva cosecha.

Señor, ¿Y si este grano fuera el último que queda en el planeta,
y yo el único responsable de cuidarlo?
¿Y si éste fuese el último grano de trigo que yo podré sembrar?
¿Qué voy a hacer con este grano?
¿Qué esperas de mí, Señor? ¡Di!

¿Lo encerraré en la urna de un empolvado museo, etiquetado con su nombre científico?
¿Lo ofreceré como alimento a un pájaro o a una hormiga?
¿Lo enterraré, mientras mi corazón reza por su futuro?
¿Lo sembraré?
Sí. Lo importante es sembrar.
Y confiar en la tierra que lo acoge y en Ti, Señor.
Sin que yo sepa cómo,
tu fuerza lo convertirá en una espiga.

Señor, el grano de trigo que acojo en el cuenco de mi mano
es mi vida, mi amor, mi trabajo, mi alegría, mi fe.
Señor, dame generosidad para sembrar, para sembrarme.
Dame fuerza para quitar las zarzas y las piedras,
las situaciones personales pueden ahogar mi siembra.
Dame paciencia, confianza y fe, para esperar los mejores frutos. Amén.


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