Ir al contenido principal

Plenitud


 
"No he venido a abolir, sino a dar plenitud.
 "(Mt 5,17-19).


Solemos creer que quitando lo que no nos gustan ya está todo resuelto, y nos equivocamos. Pues lo importante no es quitar sino dar el valor que tiene a lo que vivimos para que nuestra vida tenga sentido en si misma y en Dios


Jesús no viene a abolir sino a dar plenitud. No quita nada y añade todo. Acoge y no impone. Respeta y no violenta. Acepta y no manipula. Dialoga y no maltrata. Enseña y no adoctrina. Mirarlo y aprender de sus actitudes para convertirnos personal y relacionalmente.

La ley es un mínimo que se vive o cumple para llegar a un máximo que es la plenitud que Él propone. Es el servicio desinteresado, la vida entrega en amor al hermano. La plenitud no viene del precepto sino de superarlo para dar la vida, para cuidar y amar.

Los mandamientos siguen vigentes: el camino para ser felices. ¿Cómo cumplo y enseño los mandatos de Dios? ¿Qué valor les doy?

Señor, ayúdanos a vivir y enseñar tu Palabra con fidelidad y amor.

Hay que ir más allá del cumplimiento. El más del servicio desinteresado. El más de tiempo que pide cuidar. El más unido a la generosidad y la gratuidad. El más de pensar y ser con, por y en el otro. El más que da plenitud al amor, la entrega de la vida.


La plenitud de la ley es el mandamiento nuevo, es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

Cuaresma es tiempo de refrescar en tu memoria y en tu corazón el arte de vivir que Dios nos ha revelado, en sus divinos preceptos.

 

 

La ley
La ley, sí, pero ¿qué ley?
No la del puro que observa,
desde una barrera de cumplimientos,
a los equivocados,
los perdidos,
los transgresores.
No la de quien agarra la piedra
y lapida al culpable
en nombre de un Dios cruel.
No la de la virtud jactanciosa,
o el discurso hipócrita.
No la de la brizna en el ojo ajeno,
ni la del ego desmesurado.
No la que esclaviza y no libera.
No la de credos impuestos.
¿La que se cumple por miedo? ¡No!
La del amor. Solo esa.
Que se conmueve, arde,
celebra y lucha.
Que tiende los brazos.
Que entiende las caídas,
que aspira a todo
desde el saberse poco.
La de la entraña estremecida
ante el misterio del prójimo.
La del sollozo compasivo
que no renuncia a la esperanza.
La que sostiene la vida
sin conformarse con menos.
La de la risa sincera.
La de vaciarse hasta la última gota.
Y vivir. Y morir. Y resucitar.
Esa ley.

(José María R. Olaizola, SJ)

 


 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

"Señor, enséñame a orar"

“Cuando oréis decid: “Padre”  (Lc 11,2).    Los discípulos fascinados por las palabras y gestos de Jesús se preguntan: ¿De dónde le nace tanta vida al Maestro? Por eso le piden que les muestre el manantial que lleva en el interior, que les enseñe a orar, que les revele “eso” que le lleva a entregar la vida, gratuitamente, por los caminos.   Acoge en silencio profundo la palabra más bella, más entrañable y más nueva que Jesús lleva en su corazón: ¡Abba!   ¿Cuántas veces has dejado de orar? Por dejadez, desánimo...hay mil causas. El Padre es bueno, te espera paciente y sabe que en el fondo de tu corazón anhelas estar cerca de Él. Dile confiado: "Señor, enséñame a orar" En este mundo a veces tan chato y funesto donde pareces no estar, Señor, enséñanos a orar.  Sí, enséñanos a orar, a tener claro y a recordar que somos tuyos y no nuestros. Orar es conectar con la raíz del ser; es entrar en la onda del Padre, sin...

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015