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En secreto

 
"Tu Padre, 
que ve en lo escondido, 
te recompensará."
 (Mt 6,1-6.16-18). 

Hoy Miércoles de ceniza comenzamos un camino de cuarenta días, la cuaresma. El camino es importante pero sobre todo porque nos lleva a algún sitio. La cuaresma nos lleva a un encuentro con Él, a una amistad, a un misterio maravilloso, la Vida (con mayúsculas). ¿Preparados?

Un camino de cuarenta días. Todo preparado. ¿Quieres comenzar a andar? Esa es la primera decisión. Ponte ceniza en la cabeza, di sí quiero a la conversión.

Tiempo para renacer de las cenizas, de ponernos en camino, de soltar mediocridades, ambigüedades y apegos, de dejarnos hacer de nuevo en las manos del Alfarero.

Comenzamos hoy un itinerario de interioridad, camino de conversión y esperanza. En ese dejar a un lado la exterioridad para adentrarnos en lo recóndito del propio ser, allí donde Dios ve en lo escondido y lo sabe recompensar. En un mundo superficial la Cuaresma es contracultural.

Un viaje de 40 Días, Jesucristo, y su Santo Espíritu te invitan. Propuesta: "el todo, por el Todo", ... ¡Morir con Cristo, para Resucitar con Cristo!

Comenzamos el camino bajo la mirada del Padre y a la luz del Evangelio. Jesús es buen compañero y el Espíritu Santo excelente guía. La Cuaresma es un tiempo de gracia y de encuentro profundo con Dios a través del silencio, la oración y la escucha de la Palabra, un camino de conversión hacia la Pascua, la vida nueva en Cristo resucitado.


Señor, dame la gracia de vivir este tiempo como una oportunidad para renovar la fe, que actúa por la caridad y caminar alegre en esperanza. Amén.

“Rasgad vuestros corazones y convertíos al Señor” (Joel 2, 12-18) Nos regalas este tiempo de gracia y conversión, para volvernos más a ti, y al don de tu misericordia y compasión, de tu infinita ternura, de tu bondad y amor a las personas. Nos regalas este tiempo para que aumentemos nuestra relación contigo en la oración, renunciemos a nuestros apetitos con el ayuno, compartamos nuestro ser con la limosna. Vuélvenos hacia ti, conviértenos en esta cuaresma.

"Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará." Iniciamos un tiempo apasionante: la Cuaresma. Empezamos un tiempo donde lo importante no está en ser capaces de superar pruebas sacrificiales, sino en que lo que hagamos sirva para mostrar nuestra entrega a Dios cumpliendo lo mandado siempre en servicio a los demás.


Una oportunidad de descubrir con más profundidad el "don" que Dios nos regala para ponerlo al servicio de los demás. Es tiempo de volver a escuchar la canción que Dios nos ha compuesto. Tiempo de intensificar la escucha de Dios y de los demás. Un tiempo de compartir, de limosnear, con la alegría del que no posee, sino disfrutar de dar. Tiempo de ayunar de todo aquello que no construye, pensamientos, palabras, actitudes. Feliz conversión y renacimiento.

 

 

 

PREGÓN DE CUARESMA

¡Caminad, hermanos, caminad!
¡Caminemos hacia Aquel que nos salva!
Que la Pascua nos espera: el paso de la tiniebla a la luz, 
de la noche al Gran Día.
Que la Cuaresma es nuestra aliada: 
nos hace fuertes en el duro combate, 
nos configura con Aquel que tanto nos ama, 
nos alienta con la oración y el silencio, 
nos empuja al encuentro con el hermano.

¡Convertíos, hermanos, convertíos!

Que, una vez más, Dios espera nuestro regreso, con su abrazo… 
y espera, también, nuestro abrazo; 
su mirada, busca nuestros ojos; 
su cruz anhela ser redención de todo lo humano.
¡Es hora de encaminarnos hacia Jerusalén!
Horas de salvación nos aguardan en un monte; 
pan y servicio en una sala de comensales; 
traición, negación, sufrimiento y soledad 
todo mezclado por amor al hombre.

¡Avancemos, caminemos por la senda de la Cuaresma!

 Apoyémonos en el bastón de la ORACIÓN.
Alumbrémonos con la luz de su PALABRA.
Enriquezcámonos con la CARIDAD sin límites ni farsas.
Digamos “no” a todo aquello que nos degrada 
y de Dios nos distancia.
CUARESMA…. oración, silencio, súplica,
Palabra, caridad, opción por los más débiles…
¡Es el CAMINO!
¡Es la hora de mostrar a Jesús el poso 
y la fortaleza de nuestra fidelidad!
¡Es el momento de gracia y de conversión!
¡Convirtámonos, hermanos, convirtámonos!

 

 

 

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