Fe y signos


“Ellos se convirtieron 
con la predicación de Jonás, 
y aquí hay uno que es más que Jonás” 
(Mt 12,41)  

A veces los no creyentes son mejores que los que se precian de ser fieles a Dios. 
No basta que el agua rodee la piedra, hace falta que penetre en su corazón para que sienta la humedad por dentro. 
Intenta aprender de todos los que viven a tu alrededor, también de los que han abandonado la práctica religiosa.

La fe es una adhesión total y absoluta a la persona de Jesús. 
Si dependemos de autoridades o signos externos corremos el riesgo de sentirnos ridículos ante la seguridad de los que poco o nada aprecian la religión. 
Dios se hace presente en el susurro de nuestros momentos de oración y en la seguridad de haber obrado en conciencia.

- Señor, quiero tenerte presente a lo largo del día.


Todos son señales de tu amor, 
cuando miro la vida con ojos limpios. 
Ninguna señal me basta, 
cuando tengo el corazón cerrado.

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